Karime Saldaña – Terapia que genera sonrisas

Terapia que genera sonrisas

Karime Saldaña es el nombre de la filántropa originaria de Guadalajara, Jalisco y egresada de la Licenciatura en Comunicación, la cual gracias a su amor y dedicación por ayudar a los demás, ha logrado desarrollar en León una actividad que para muchas personas sería imposible realizar: la equinoterapia.

Fue cuando a su sobrina le diagnosticaron un virus en el cerebro que comenzó a investigar terapias alternativas para que sus neuronas volvieran a funcionar, descubriendo que por medio de ejercicios con el caballo se podían lograr resultados favorables. Los cambios fueron sorprendentes al recuperar la movilidad en las piernas por completo.

Karime estuvo seis meses investigando acerca de la equinoterapia en internet, posteriormente al correrse la voz de los resultados y recibir nuevos casos ingresó a la Alta Escuela Domecq para contar con una certificación y una especialización en neurodesarrollo para dar terapia a niños de dos a treinta y seis meses de nacidos.

Actualmente está al frente de su propia fundación llamada Sonríe Bajío donde tiene la oportunidad de cambiar la vida de cada vez más familias que necesitan de su ayuda.

¿En qué consiste la equinoterapia?

Ayuda en tres puntos: el primero es que el calor corporal del caballo a treinta y ocho grados hace que los músculos dejen de estar tensos y se sensibilicen, el segundo son los movimientos tridimensionales que asemejan la marcha humana enviando choques eléctricos desde la columna vertebral al cerebro que permiten el tercer punto, el cual hace que las neuronas hagan contacto. No existe ninguna máquina que pueda hacer los mismos movimientos de un caballo.

¿Cómo es la terapia?

Es diferente dependiendo la discapacidad, no hay un patrón. Para cada caso se hacen distintas actividades y es importante mencionar que el caballo hace un ochenta por ciento del trabajo y nosotros realizamos solamente un veinte con psicomotricidad.

¿Qué otro caso de éxito además del de tu sobrina has tenido?

Actualmente tengo una niña con parálisis cerebral que no tenía movimiento en sus extremidades inferiores y desde que la empezaron a traer comenzó a agarrar mucha fuerza en su columna vertebral, al grado de que ahora su mamá le pone un teléfono en la cama y se sostiene para levantarse a tomarlo.

¿Cómo fue que de ser solamente para ayudar a tu sobrina se convierte en Fundación Sonríe?

Por amor. Simplemente por ver la emoción de los papás y el cambio de los niños conforme van avanzando.

¿Cuál sería el reto más grande al que te has enfrentado?

Que crean que la equinoterapia funciona y se atrevan a probarla.

¿Cuáles son tus planes?

Ser una fundación reconocida a nivel nacional para lograr mejorar la calidad de vida de las personas que cuentan con alguna discapacidad y sus familiares.

¿Cómo logras recaudar fondos para seguir ayudando?

Ninguno de los que trabajamos en esta causa actualmente recibimos un sueldo, todos estamos por el amor de ayudar. Hice un evento de recaudación de fondos y tuve personas que se sumaron a la causa y me donaron más caballos. Actualmente sí cobramos una aportación es simplemente para absorber las necesidades de los caballos.

Datos curiosos:

Para que un caballo pueda servir para dar terapia tiene que ser de un temperamento tranquilo y de un mínimo de edad de diez años.

La equinoterapia también sirve como tratamiento para problemas psicológicos, como bulimia, ansiedad, depresión, alcoholismo, entre otros.

Facebook: Sonríe Bajío

“Lo que más disfruto es la risa de los niños, ver la felicidad que sienten al estar arriba de un caballo”.

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