Cuando se comienza una empresa y se busca trabajar en un espacio de coworking se pueden unir fuerzas y vincular los esfuerzos a través de un blog en donde se expongan, además de lo que hace cada una de las empresas, el valor que el espacio colaborativo les brinda a cada uno.
Cualquier elemento que sirva de exposición y que apoye a los nuevos empresarios da un valor agregado y le proyecta en el universo web siempre y cuando se haga bien y se vincule a todo el resto de elementos digitales y tradicionales: redes sociales, páginas personales, páginas de empresas, medios impresos, tarjetas de visita, etc.
Para comenzar la escritura de un blog colectivo, y no desperdiciar tiempo ni trabajo, hay que pensar bien en el nombre, diseñarlo de acuerdo a la imagen del espacio de coworking y tener un plan de publicación en el cual se indique cada cuándo se publicará y el rol de colaboraciones.
En el tema de los textos lo básico se centra en:
1.- Conocer a la audiencia. Identificar al público meta antes de escribir ayuda a redactar para cubrir las necesidades y expectativas. Eso también implica usar los conceptos y el vocabulario adecuado. Si el mensaje debe llegar a múltiples públicos es importante priorizarlos porque cuando se escribe para muchos no se escribe para nadie.
2.- Usar palabras adecuadas al tema y público. Las palabras deben ser sencillas y familiares para la audiencia. Se deben evitar palabras complicadas que puedan confundir a los lectores. Se deben evitar la jerga, los modismo o expresiones idiomáticas porque internet no distingue fronteras geográficas y por eso hay que procurar que todos entiendan. También las redundancias, modismos, generalidades
3.- Escribir oraciones cortas y párrafos de pocas líneas. Entre menos palabras que adornen más pronto el lector llegará al objetivo del texto. Las palabras innecesarias agregan poco valor al mensaje. Regla esencial: los textos para web utilizan menos del 50% de las palabras que una publicación impresa.
Una última recomendación, pero también importante, es establecer un estilo desde el inicio. Esto lo puede dar la escritura, el tipo de imágenes, el estilo de los titulares, la extensión de las notas, etc.; entre más elementos definidos se tengan, a los clientes de todos los involucrados en su confección les será grato leerlos y tendrán más oportunidad de propagar los textos y que se conviertan en tema de lectura atractiva y de utilidad.