Durante más de un año hemos experimentado meses de crisis y grandes retos en todos los niveles. El mundo ha cambiado y nos enfrentamos a nuevos desafíos, sin embargo, es justamente de estas situaciones tan complejas de las que obtenemos el aprendizaje necesario para salir adelante y hoy podemos ser más resilientes y agradecidos.
Ahora que empieza la época del año en donde hacemos retrospectiva de lo que hemos vivido, agradecemos por lo bueno y por lo aprendido y nos presenta la oportunidad perfecta para replantear qué queremos para el año venidero.
Project Management Institute (PMI), la asociación líder mundial en dirección de proyectos, nos comparte que hacer el bien, hace bien, mostrándonos cómo la responsabilidad social empresarial, no solo trae beneficios sociales, sino que también impacta en el retorno de inversión de las empresas si se plantea de manera adecuada.
Los datos del estudio Pulse of the Profession® 2021 del PMI revelan que 8 de cada 10 profesionales de proyectos enumeran el impacto social como una inquietud personal, y el 87 por ciento manifiesta que es una preocupación para su organización. Ahora las personas quieren formar parte de empresas socialmente activas.
A medida que las organizaciones buscan incorporar beneficios sociales en los proyectos que llevan a cabo, también quieren medir cuál es el impacto socioeconómico de los mismos. De acuerdo con PMI, estos son algunos de ellos:
Cambiar el mundo
Los proyectos tienen el poder de cambiar la realidad de miles y para que tengan éxito deben reflejar las necesidades de la comunidad. Por ejemplo, el desarrollo de la vacuna contra la COVID-19 que ha salvado millones de vidas alrededor del planeta.
Las organizaciones que miden el impacto social lo hacen en parte a través de reuniones con las partes beneficiadas.
Aunque un proyecto esté diseñado para favorecer a la comunidad, también puede tener repercusiones negativas si no se hace un análisis de cuáles son las necesidades reales y cuáles son las herramientas con las que se cuentan.
Por ello es importante mantener una estrecha colaboración y comunicación con las partes interesadas de la comunidad, así como tener un plan de impacto social positivo.
Manejar los datos
Los datos generan un impacto social positivo. Evitan que los esfuerzos se desvíen hacia lo abstracto, al medir los esfuerzos de la organización mediante datos concretos, como el número de puestos de trabajo creados o la cantidad de agua limpia entregada.
El primer paso es determinar qué medir, comenzando con cualquier informe ambiental, social y de gobernanza que se tenga. Los equipos también deben analizar detenidamente si existen posibles impactos negativos.
Con esta información, los equipos pueden identificar problemas, manejar riesgos, analizar soluciones y pronosticar beneficios.
Impactar en el ecosistema
El impacto social positivo es un imperativo empresarial: hacer el bien no es solo lo correcto, es lo inteligente. Los esfuerzos de impacto social bien hechos representan un beneficio mutuo para las empresas. Mejoran los resultados en toda la organización, desde el resultado final hasta el flujo de talento.
Abordar temas como el cambio climático y la inequidad social son beneficios indirectos en el compromiso de los colaboradores y aumenta la atracción de talentos que desean trabajar para organizaciones socialmente responsables.
De acuerdo con la firma Deloitte, el 60 por ciento de los millennials y de la Generación Z dicen que las acciones positivas de la organización para la que trabajan, frente a la pandemia, los hacen querer permanecer en su trabajo más tiempo.
Las cifras en este sentido son alentadoras. Este año el Centro Mexicano para la Filantropía, A.C. (Cemefi) y la Alianza por la Responsabilidad Social Empresarial (AliaRSE) otorgaron a 903 empresas en México y América Latina el Distintivo ESR 2021.
Para obtener este distintivo, las empresas se deben inscribir en un proceso de autodiagnóstico que revisa 120 indicadores desarrollados por un comité y sustentarlos con evidencia documental, después se analizan los estándares requeridos, para determinar si recibe el reconocimiento.
El surgimiento de la figura del Líder de Proyectos Sociales
Los desafíos económicos y sociales que enfrenta el mundo hacen necesaria la creación de proyectos para ayudar a abordar diversos desafíos. Aquí es donde entra la figura del Líder de Proyectos Sociales que ve éstos como vehículos para el cambio y se compromete a evaluar cómo un proyecto no solo beneficia al resultado final, sino que también crea un mundo mejor.
Es momento de seguir adelante y ver lo positivo del cambio con una actitud de agradecimiento por las lecciones aprendidas y todos los esfuerzos que se han llevado a cabo para enfrentar la crisis. Una mente abierta y agradecer son claves para mantener el espíritu en alto, aún en condiciones tan complejas.