… y no me refiero a cual suena más “moderno”, “chick” o “de moda”. Entender la diferencia puede resultarte esclarecedor.
Por Juan Carlos González, Fundador de Expediente Azul
Un changarro, o micro-empresa, tiene como objetivo emplear a su fundador quien, con toda la ilusión y emoción, comercializa SUS servicios esperando que su ingreso económico supere al que lograría siendo colaborador de otra empresa, disfrutando del control de su tiempo (aja…) y siendo dueño de su éxito o fracaso.
Una startup tiene como objetivo integrar personas gustosas del riesgo para crear un producto o servicio MUY diferenciado, validarlo lo más rápido posible frente a un mercado y mejorarlo a una velocidad tal que pueda convertirse en un jugador muy valioso en su cancha.
Seamos prácticos en señalar algunas distinciones:
● La startup está diseñada para ser vendida. El changarro no.
● La startup debe desemplear lo antes posible a su fundador. El changarro no. ● La startup centra su modelo de negocio en crecer exponencialmente. El changarro no. ● La startup no conoce fronteras. El changarro, generalmente, se acomoda entre ellas.
La startup debe evolucionar para convertirse en una oferta atractiva, diferenciada y escalable para que un potencial comprador de empresas pague un precio excitantemente alto.
El changarro se centra en lograr darle a sus fundadores el estilo de vida que creen merecer.
Hablemos de estilos de vida
El estilo de vida del fundador de una startup arranca, algunas veces, en un contexto paupérrimo, donde la venta de sangre y semen (literal) puede ser “normal” para sobrevivir más tiempo y lograr la primer ronda de inversión (en California es legal comercializar estos activos). El sacrificio se premia cuando se vende la empresa y con ello viene un prestigio suficiente para iniciar la siguiente startup de manera más glamourosa, certera y abundante.
El estilo de vida del fundador de un changarro, a pesar de que siempre busca libertad, rara vez logra liberarse de 10 horas de trabajo diario. Muy frecuentemente el negocio le da para vivir “bien” durante años y, con disciplina, de manera relativamente constante.
¿Un changarro puede convertirse en una startup? Si. También al revés
Un changarro se convierte en una startup cuando el dueño se cansa de rentarle, a su propia empresa, su tiempo y energía. En ese momento, esta persona decide tomar el riesgo de evolucionar su modelo de negocio para que crezca de manera desproporcionada, genera sistemas que permitan a la empresa operar sin él o ella, y construye los diferenciadores
suficientes para salir a buscar a otras empresas o inversionistas que le paguen muchísimo dinero a cambio de la trayectoria, certidumbre y base instalada.
Creo que convertir un changarro en una startup es, inclusive, menos riesgoso ya que generalmente surge de una empresa que ya genera dinero y está en manos de personas con experiencia atendiendo a un mercado conocido y validado.
Una startup se convierte en un changarro cuando los fundadores no encuentran un modelo de negocio que pueda ser atractivo a otros inversionistas y se cansan de buscarlo… a tal grado, que encuentran comodidad en los ingresos que la empresa ya genera y prefieren rentar su tiempo por los años que sean necesarios.
Ojo… no considero que el changarro sea mejor que la startup. Creo que la diferencia radica en la actitud y visión que tienen los fundadores para diseñar la estrategia y vivir la realidad de la empresa que tienen a su cargo.
Sobre nuestro autor:
Emprendedor serial desde el 2003 en la industria financiera y tecnológica
Considero que las empresas son el motor más eficaz para generar bienestar y abundancia en una comunidad; de ahí que me apasione el proceso de crearlas y crecerlas mientras procuro inspirar a otros a hacer lo mismo.
Soy ingeniero en sistemas computacionales de oficio, emprendedor por vocación y mentor en retribución.
Mi pasión es trasmitir mi pasión retando tu personalidad emprendedora.
Juan Carlos González
https://linkedin.com/in/jgonzalez-emprendedor
jcgonzalez@expedienteazul.com
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