Cuando un equipo de trabajo no obtiene el objetivo deseado existen dos formas de interpretar lo que ocurrió. Una es la versión de víctima, donde la “culpa” recae en los factores y las circunstancias externas. Otra es la versión responsable, donde el dedo proverbial se apunta hacia adentro.
Por ejemplo, si hay un incendio que destruye toda una planta de producción, el equipo puede determinar que fue un accidente inevitable o revisar cada circunstancia desde un punto de vista responsable haciéndose cargo de lo que sucedió, ya sea por negligencia o mala preparación.
La forma en la que el equipo lo interprete depende en gran parte del tipo de liderazgo que se ejerza. Buscar culpables y excusas sólo generará que la solución radique afuera del equipo. La cantidad de poder que el líder tenga será directamente proporcional al nivel de responsabilidad que esté dispuesto a asumir. Como dice Jocko Willink en su libro Propiedad Extrema, “no hay malos equipos, sólo malos líderes”.
Regresando al ejemplo del incendio, Alejandro Zelikowicz, coach ontológico, define los tres tipos de responsabilidad que existen de la siguiente manera:
- Responsabilidad Reactiva sería aceptar que el incendio fue provocado porque se dejaron los hornos encendidos; en otras palabras, buscar al responsable o dónde radica la responsabilidad de aquello que ya ocurrió.
- Responsabilidad Proactiva sería equipar los hornos con un sistema de apagado automático y poner rociadores en las zonas en las que existe mayor riesgo de incendio, o sea, anteponerse a cualquier eventualidad.
- Responsabilidad Creativa sería dar cursos acerca de formas de evitar incendios a todo el personal y utilizar materiales anti-incendio en la construcción del área de los hornos, buscar soluciones creativas para hacer que desaparezca por completo la posibilidad de que emerjan problemas.
Cada uno elige como interpretar los hechos y desde donde abordarlos. No es fácil apuntar con el dedo hacia adentro y hacerse cargo de los resultados de todo el equipo. Sin embargo, la única forma de tener todo el PODER es estar dispuesto a asumir toda la RESPONSABILIDAD.
POR: Jorge Osuna y Héctor Garza. Trayecto Zenit