¿Cuándo fue la última vez que tomaste un taxi? Seguramente luego de probar un servicio como Uber, Cabify o Didi no volviste a tomar uno.
Un ejercicio que le proponemos a las empresas con las que trabajamos para crear conciencia de la cultura de su organización es preguntarles lo siguiente: ¿Eres un taxi o un Uber?
El taxi es un coche usualmente viejo que no siempre tiene aire acondicionado, si no conoces el camino el chofer puede elegir cualquier ruta, pone la música que él quiera y si olvidas algo es casi imposible recuperarlo.
Un Uber es un coche más actualizado, con aire acondicionado; donde puedes elegir la ruta y la música y si olvidas algo, es fácil recuperarlo. No es difícil entender porqué una vez que pruebas su servicio ya no regresas al anterior, aún cuando ambos cumplen el mismo objetivo.
Un trabajador siempre busca lo mismo: trabajar y recibir un sueldo a cambio. Sin embargo, de la misma forma en la que para elegir un servicio de transporte tomamos en cuenta mucho más que llegar a un destino; el talento toma en cuenta mucho más que solo un sueldo para la elección y/o permanencia en una organización.
Si tú crees que solo por el hecho de pagarles un sueldo es suficiente para tener a tu gente contenta y trabajando en el máximo de sus habilidades, tienes un taxi.
El problema no es ser taxi, sino seguir pensando que tu gente va a estar contenta con lo que le das, más si solo es un sueldo. Si no haces más por la felicidad y bienestar de tu recurso humano, que no te sorprenda si pronto se bajan de tu Tsuru para pedir un Uber.
POR: JORGE OSUNA Y HÉCTOR GARZA, TRAYECTO ZENIT