¡TODOS SOMOS COACHES!

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Llega la etapa de los veintes y treintas donde nuestras vidas empiezan a cambiar: tenemos mayores responsabilidades y entramos en la población económicamente activa.

Mayores responsabilidades traen mayor complejidad a nuestras vidas, y muchos de nosotros no sabemos reaccionar ante ella de la forma adecuada y caemos en pasar quejándonos del mundo entero: que si no nos fue bien en el amor, que si mi jefe del trabajo no sirve para nada, que yo pudiera hacer mejor las cosas que las otras personas, que la pareja que escogí como esposo (a) no fue la correcta, que mis hermanos toman malas decisiones, que si mis hijos no están siendo como yo quiero que sean…

Aquí es donde entra en juego el necesitar de apoyo por parte de un mentor/coach para que despeje todas esas nubes negativas y te acerque con más claridad a tus metas de vida.

Sin embargo, lo más interesante de esto radica en que no estamos conscientes sobre que cada uno de nosotros es YA un COACH todo el tiempo. ¿Cómo saberlo?

  1. Personas cercanas que tienen problemas te piden consejos

  2. Tienes que desarrollar a otros si eres jefe en una empresa

  3. O el mejor ejemplo: cuando tienes hijos y quieres el máximo desarrollo para ellos, entonces intentas llevar a todos de la mano por el buen camino

 

Esto sin que tú lo hayas pensado, es coaching. Dependerá de ti si te dejas llevar por el caos y la complejidad del mundo o por la tranquilidad y sabiduría, siendo esto lo que marcará qué tan buen o mal coach eres. 

// Para conocer los 5 rubros que debes cumplir como buen coach, entra aquí.

En el caso específico de los niños, ellos son muy observadores. Debes cuidar si, al intentar guiarlos por el buen camino, no hay congruencia entre lo que les dices y tus acciones, pues pasará lo siguiente: quieres que el niño coma saludable, pero tú eliges comida chatarra. La consecuencia serán malas elecciones en su alimentación y con ellas sus propias repercusiones.

Si tú eres un buen papá, por ende, eres un buen coach de vida y recogerás los frutos del empeño 10, 15, 20 o 25 años después cuando veas a tus hijos siendo seres humanos de bien, exitosos, humildes y socialmente responsables.

Así, los invito a que reflexionen y no se dejen llevar por la complejidad: actúen como los más grandes coaches exitosos de todos los tiempos, ¿o acaso quieres que tus hijos aprendan de un mal coach?

Roberto Guzmán Garza

CEO & Coach – Training Brothers