Hemos tenido la fortuna de conocer muchos emprendedores. Desde pequeños aquellos niños que recolectaba aceite de talleres, los sobrantes los ponía en botellas pequeñas y los revendía a sus amigos para aceitar patines, bicicletas y triciclos. Un verano
También conocimos a quien hacía copias de capítulos de libros y los vendía y permitía que sus colegas ahorrarán en comprar un libro, del que sólo leerían una sección. Un pirata joven.
Y finalmente una chica que hacía lindos dibujos en playeras de algodón y los vendía a sus compañeros en la secundaria. A ella le encargaron hacer el uniforme del equipo de la escuela y saltó a la fama. Tres años.
¿Qué tienen en común?
Sí, claro, es una buena idea, pero lo más importante es que se pusieron en marcha y arrancaron.
¿Qué otra cosa tuvo en común? Fueron negocios de un año, unas semanas o días.
Todo negocio nace de una gran idea, pero debe prepararse el terreno, revisar qué tantas personas pueden beneficiarse con nuestra idea y saber que podrá durar y sobrevivir en el tiempo.
Muchas veces cuando iniciamos un negocio, la inercia del momento, porque perdimos nuestro trabajo, porque tenemos un capital y alguien nos invita a invertir o por la euforia de un año nuevo, no nos preparamos para tener un negocio duradero.
Cuando emprendemos estamos comprometiendo tiempo, dinero y muchas veces el futuro de nuestra familia y por eso necesitamos tener una perspectiva a un plazo que nos de la oportunidad de evaluar que tan fructífero puede ser el negocio y cuáles son los pequeños pasos que debemos dar, para hacer un negocio posible.
El definir una visión de negocio es el punto de partida, pero olvidemos de revisar y buscar la definición de la Visión de las Grandes Empresas para derivar la nuestra.
El emprendedor debe partir de que lo que va a hacer es algo que le gusta hacer, y que sería capaz de hacerlo sin pago, porque “Si no te apasiona lo que haces, entonces lo más seguro es que tarde o temprano tires la toalla,” Steve Jobs.
Sin embargo, si haces lo podrías hacerlo sin cobrar, podrías dedicarle todo el tiempo porque te gusta, pero ¡CUIDADO! tu actividad debe darte ingresos y permitirte solventar los gastos de la operación.
Y entonces, hay que definir las metas a ir alcanzando con pequeños pasos: ¡Definir nuestros Indicadores!
- ¿Cuánto necesito Ganar?, ¿cuánto debo Vender?, ¿cuántos servicios debo dar al día a la semana o al mes?
- ¿Qué equipos y herramientas necesito?
- ¿Cómo debe verme mi cliente y cómo deben sentirse mis colaboradores?
Estas son bases que dan un primer punto de certeza
Definir de manera clara que debe hacer el negocio por mí y que debo hacer por el negocio, es el primer acuerdo que debo hacer para iniciar un negocio sano.
- ¿Estás listo para arrancar?
- ¿Tienes la fuerza para hacer el trato para un negocio duradero?