Por Jesús Gómez, Director del área de Servicio de Mentoring Cerem International Business School.
Hoy en día, las nuevas generaciones quieren trabajar para vivir, no vivir para trabajar, valorando su tiempo libre y su felicidad en el trabajo por encima de la retribución económica.
Según Jesús Gomez, directivo de Mentoring en Cerem Business School, obviamente, para ello es necesario que dicha retribución monetaria esté por encima de los mínimos legales y permita satisfacer las necesidades más básicas de la pirámide de Maslow, aquellas relacionadas con las fisiólogicas y de seguridad.
De manera complementaria, y hasta en ocasiones sustitutiva, el salario emocional o psicológico se sitúa en la parte medio-alta de la pirámide, allá donde se encuentran las necesidades sociales, de autoestima y autorrealización.
Los ingredientes más comunes del salario emocional son:
- El acceso a la formación, así como a programas de coaching y mentoring.
- Las posibilidades de promoción y desarrollo de carrera profesional.
- Las oportunidades para conciliar la vida personal y la vida profesional: flexibilidad de horarios, programas de salud, posibilidades de reducción de jornada, tele-trabajo o home office y hasta ciertos servicios que la empresa ofrece para ayudar al empleado a atender sus responsabilidades personales y familiares.
- Los reconocimientos públicos a las contribuciones, el trabajo por proyectos y orientado a objetivos retadores, el empoderamiento y la autonomía.
- Cultura empresarial ética y transparente en la que fluya la comunicación interna y externa.
- Buen ambiente laboral favorecido por políticas y espacios atractivos para trabajar, donde incluso tienen cabida los espacios de entretenimiento.
Aunque no formen parte de la nómina ni del contrato laboral, muchos de estos elementos configuran el contrato psicológico entre el empleado y la empresa y son fundamentales para mantener al trabajador feliz y motivado, y por consiguiente, comprometido con su propio desarrollo y con el del conjunto de la organización para la que trabaja, indica el especialista de Mentoring del Cerem International Business School.
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El salario emocional cubre todas las expectativas de las nuevas generaciones y genera una motivación que, gracias al compromiso que acabamos de comentar, tiene un impacto positivo en el bienestar y la productividad del empleado, así como en la competitividad y sostenibilidad de la organización.
Muchas organizaciones están incorporando este nuevo modelo de gestión del capital humano y son las empresas preferidas por las nuevas generaciones para desarrollar su carrera profesional.
Está demostrado que, más allá de la mejora de la productividad, otros beneficios cuantificables, son unos menores índices de rotación de empleados y un menor nivel de absentismo.
Todo esto pone de manifiesto la importancia de diseñar una política retributiva en la que esté incluida el salario emocional.