Siempre es necesario planear: una reunión, unas vacaciones, un plan de acción. Por tanto, el uso de una red social también lo amerita.
El estar en las redes sociales no hace que el negocio sea social. Si se empiezan a crear cuentas en Twitter y Facebook y se espera a ver qué pasa con las publicaciones, nunca se verán resultados positivos. Se necesitan planear y desarrollar estrategias basadas en objetivos concretos de acuerdo al negocio y los clientes.
No hay que “Publicar por publicar”: se necesita tiempo para planear buenos contenidos. Se debe desarrollar un plan de publicaciones periódicas. Para esto, es muy importante saber qué le interesa a los clientes y pensar en por qué querrían seguirnos en las redes sociales. Esto es muy importante para que los esfuerzos realizados sean efectivos. Hay que deshacernos del mito de la espontaneidad en la red.
También, hay gente que aún cree que hay que estar en todas las redes sociales, y eso no es así. Hay muchas redes sociales (Pinterest, Linkedin, Snapchat, Instagram, G+, etc.), pero no sirve estar en todas. En las que si hay que estar es en aquellas que más frecuenta la audiencia y en donde posibles nuevos clientes nos puedan encontrar. Se puede realizar un sondeo de negocios que ofrezcan productos o servicios parecidos a los nuestros en alguna red social y, seguramente, aparecerán varios resultados al respecto. Entonces, ahí hay que estar.
Las campañas no debe ser sólo para mantener a los clientes actuales: hay que aprovechar las redes sociales para conseguir nuevos prospectos o conexiones que puedan ayudar al negocio.
Recuerda que los resultados en las redes sociales no se dan de un día para otro, y no se pueden medir inmediatamente como en una campaña por medio de correo electrónico. Las campañas en redes sociales pueden tardar meses en arrojar resultados con mediciones claras, por lo que hay que ser pacientes y no rendirse. Saber bien cuáles son los objetivos y qué es lo que se medirá ayudará a reconocer la efectividad de los esfuerzos y permanecer optimista.