Cada ser humano es un cosmos único y una realidad irrepetible, es por ello que estamos cargados de dignidad. Por otra parte, todos poseemos cualidades comunes, compartimos necesidades, valores y formas de ser. Los maestros del pensamiento nos ayudan a entendernos mejor y a convivir mejor. Ellos dividían todo el saber humano en dos grandes campos: el conocimiento de las cosas tangibles y exteriores, así como el mundo de las cosas espirituales y el conocimiento de nosotros mismos. Al primer saber lo llamaron “física” y al segundo “ética”.
Me gustaría abordar dos reflexiones que ayudan a administrar nuestro universo interior:
1.- Conocernos a nosotros mismos es un requisito elemental para aspirar a una vida plena; una “vida buena” y no necesariamente una buena vida.
La vida se conforma de ciclos como cualquier producto, empresa u organización; éstos representan momentos de felicidad y satisfacción, pero también de obscuridad y dificultad. Nos permiten definir claramente de dónde venimos y lo que ha conformado lo que hoy somos.
Ese conocimiento permite identificar con una nueva perspectiva algo que podemos aprender de cada uno de ellos: recursos, capacidades, debilidades y patrones de conducta; permite el descubrimiento de la parte interna que puede ayudar a dirigir el camino.
De nada sirven los planes de acción y las estrategias si no van acompañadas de un profundo conocimiento de nuestro ser interior, donde encontramos nuestras fobias, miedos, hábitos, valores, etcétera. Necesitamos darnos el tiempo para redescubrirlos y plantearnos lo que podemos hacer con ellos; de eso se trata la transformación personal a la que estamos llamados.
2.- La tarea principal de un líder es crear, fomentar y difundir condiciones para que junto con su equipo todos alcancemos la felicidad.
Para ser líderes de los demás, antes tenemos que ser líderes de nosotros mismos, esto implica un autoconocimiento y desarrollo de hábitos y virtudes que podremos posteriormente ofrecer como un valor.
Reflexiona en esa parte profunda de tus comportamientos, en actitudes y hábitos dentro de tu subconsciente que determinan acciones visibles; sólo basta con contestar algunas preguntas y hacer una reflexión profunda de tus sentimientos y emociones.
¿Cuáles son tus talentos y capacidades distintivas? Aquellos que identificas presentes en tus momentos de gran éxito. ¿Cuáles son tus hábitos más positivos? Podría ayudarte el contestar lo que la gente que te quiere diría respecto a las cosas que más admira de ti. ¿Cuáles son tus valores y patrones de comportamiento positivos de los que estás más orgulloso? Esos que no estarías dispuesto a cambiar o modificar por nada.
¿Cuáles deficiencias identificas en tus comportamientos que te han hecho pasar momentos amargos? Pregúntate de qué manera contribuiste para llegar a sentirte así. ¿Identificas tendencias destructivas que te caracterizan? Aprende a descubrir tus “botones de pánico”, aquellos que te hacen explotar en comportamientos que después te arrepientes de haber tenido. ¿Qué es a lo que le tienes más miedo? Eso que te ha limitado para intentar lo que siempre has querido hacer.
De estas reflexiones personales aflorarán las áreas de oportunidad en las que tendrás que trabajar para transformarte en el líder que quieres ser y del que eres capaz de convertirte.
En este cierre de año, los invito a que vivan de acuerdo con sus principios y trabajen de acuerdo con su ética, así lograrán que sus vidas sean más plenas y felices.
POR JAVIER PRIETO