El significado del restaurante proviene de la hormiga negra, típica de Sonora llamada Mochomos. Esto en conjunto con los cuernos de venado representativos de la región traen una experiencia completa a la capital.
El platillo
Para la ocasión, el chef Cortéz cocinó como entrada unos buñuelos de camarón enharinados, salteados en salsa de tamarindo sobre un copo de queso crema, con un toque de limón, que en conjunto dan una explosión de sabor al paladar.
“Como plato fuerte se degustó un rib eye Mochomos que consiste en un corte marinado en salsa negra con finas hierbas y con un toque dulce. Lo interesante del platillo es el ajo horneado que se exprime, se mezcla en la salsa y se monta junto al corte”, detalla el chef.
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El vino
En esta ocasión el vino maridaje fue un Cepa 21 tempranillo 2015, vino español de Castillo del Duero, Rivera del Duero; una bodega joven de apenas 20 años, es el resultado de sensaciones y experiencias de la tercer generación de la familia Emilio Moro.
“Vinos con autenticidad, concentración y sobre todo con frescura, que a partir del olor te llevan a escuchar el latido del vino a través de la botella; Queda flotando en el paladar”, comenta Julio Grinberg, sommelier de Vinoteca.
“El jugo y acidez del Cepa 21 tempranillo conjugan maravillosamente con la cocina de Mochomos produciendo un toque único”, finaliza Cortéz.