Una de las herramientas para enseñar más importantes que tienen los profesores, además de los libros y el pizarrón, es, sin duda alguna su voz.
Es por eso que los docentes prestan especial atención al cuidado de su garganta ya que la afonía, la faringitis y la rinofaringitis son las principales enfermedades por las cuales los profesores se dan de baja y se ausentan de sus clases.
Estas enfermedades de la garganta se presentan cuando el aire que entra por la boca al hablar por largos periodos de tiempo no se filtra de la misma manera que el aire que entra por vía nasal. Esta falta de protección hace que la exposición a afecciones de garganta sea mayor en las personas que hacen un uso prolongado de su voz.
Para prevenir estos comunes y molestos problemas que afectan el buen desempeño de los docentes, es muy importante garantizar un correcto cuidado de la garganta, por ejemplo con el no abuso de la voz, la eliminación de malos hábitos que son tóxicos e irritantes del sistema respiratorio como el tabaco, alcohol y la contaminación.
Practicar la la relajación es fundamental para que el docente aprenda a dominar su nivel de tensión administrar su energía. Es importante localizar la tensión de los músculos cervicales, cuello, hombros, mandíbula y pectoral para aprender a relajarlos. Los expertos recomiendan realizar técnicas de relajación de cada parte del cuerpo, que además de desestresarte, te ayudarán a prevenir accidentes en la voz.
La corrección postural del maestro, dirigiendo su mirada al frente cuando habla, son importantes para una buena proyección vocal. Es recomendable no hablar con la cabeza girada mientras se escribe en la pizarra
Al igual que calentamos el cuerpo antes de realizar ejercicio físico, los músculos que utilizamos al hablar, deben estar predispuestos para comenzar su función. Para ello se recomienda una serie de ejercicios a realizar antes de comenzar el día, previniendo disfunciones y prolongando la calidad de voz.
El consumo de vitaminas del tipo A y E también contribuyen al correcto cuidado de la garganta. La vitamina A actúa en el organismo como procesos defensivos y del cuidado de la integridad de la piel y mucosas. La vitamina E mejora la resistencia a las infecciones estimulando la función inmune. Su efecto se relaciona con una resistencia mejorada a las infecciones respiratorias de las vías superiores.