Por: Alejandra M. Garza-Domínguez
Un emprendimiento es una de las decisiones más importantes en la vida del emprendedor, ya que marcará una nueva etapa en la cual conocerá nuevos logros y desafíos.Sin embargo, es común que los desafíos se vayan conociendo poco a poco, conforme se van presentando, dejando nuestra faceta de emprendedores para convertirnos en bomberos (apaga fuegos), siendo que la mayoría de los desafíos se pudieron haber prevenido, al menos, por lo que respecta a la Propiedad Intelectual.
Uno de los primeros pasos que usualmente se realizan en un emprendimiento es el branding. Se contrata a una agencia de marketing para que presente propuestas, se elige la que más gusta y se inician operaciones, esto sin haber registrado la marca. En ocasiones y en el mejor de los casos, el equipo de marketing realiza una búsqueda fonética simple para verificar si existe una marca registrada idéntica a la propuesta, no obstante, la identidad fonética no es el único factor determinante para el registro de una marca.
Desafortunadamente, registrar la marca no se considera una prioridad y se deja para después, cuando ese después se traduce en una infracción por un uso no autorizado o una negativa del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), obligando a replantear la imagen del emprendimiento. Es mejor realizar la inversión de registrar la marca desde un inicio, y no tener que gastar en la defensa de un litigio. Por ello, paralelo al proceso de branding, es indispensable asesorarse con un abogado especialista en Propiedad Intelectual para que realice el análisis de búsqueda fonética y el registro de marca correctamente, considerando que el proceso tarda aproximadamente 6-seis meses, por lo que su trámite debe iniciarse lo antes posible para abrir operaciones con la marca debidamente registrada.
Si bien es cierto que como parte del arranque de un emprendimiento se busca la optimización de recursos, en muchas ocasiones las empresas optan por utilizar licencias de software no adquiridas por los medios tradicionales o bien, licencias compartidas. Esta falta de licenciamiento implica una infracción en Derechos de Autor. Cuando el titular de un software detecta el uso ilegal del mismo, es usual que inicie una acción contenciosa ante el IMPI.
La adquisición de un equipo de cómputo con el software preinstalado no exime al propietario de una posible infracción. Esto es, la versión que por default se encuentra en el equipo no necesariamente es la licencia adecuada para un uso comercial o en un negocio, por lo que es indispensable revisar periódicamente que cada equipo cuente con las licencias adecuadas – adquirirlas en caso contrario – y desinstalar todo aquél sin licencia.
Otro desafío común dentro de un emprendimiento es la falta de contratos. En ocasiones, por acelerar el inicio de operaciones, la entrega de pedidos o contratación de personal, estos instrumentos se dejan para después sin saber que su ausencia suele afectar principalmente al emprendedor.
Por ejemplo, la falta de un contrato individual de trabajo puede desatar un laudo no favorable para el empleador, así como pérdidas importantes de titularidad en la propiedad intelectual generada, e incluso, hasta la fuga de información confidencial. Por tal razón, todo emprendimiento debe de contar, al menos, con un compendio básico de contratos, debidamente elaborados por un abogado cuidando los aspectos relacionados a la Propiedad Intelectual.
El riesgo de verse involucrado en un procedimiento legal es real, pero, siempre será preferible contar con los instrumentos jurídicos mínimos indispensables – registro de marca, licencias, patentes, contratos – para mitigar sus posibles consecuencias.
Previo a iniciar operaciones, registra y protege tu Propiedad Intelectual. Recuerda que desarrollar un portafolio intelectual es una inversión para el futuro de tu empresa.
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