La agilidad es un factor clave en el comercio internacional de hoy.
La tecnología exige la creación de entornos y procedimientos más eficientes para que importadores, exportadores y productos de todo el globo encuentren maneras de colaborar sin que las fronteras entorpezca o haga costosos los negocios.
En dicho contexto, las exportaciones virtuales se han convertido en una alternativa innovadora en las cadenas productivas del país que se nutren con los negocios que surgen entre los países.
Pero, ¿en qué consisten y qué otras necesidades financieras despiertan entre los exportadores?
¿Qué es exactamente una exportación virtual?
Las exportaciones virtuales son aquellas operaciones en las que se realiza una transferencia de mercancías sólo con documentos y facturas.
En otras palabras, los productos nunca cruzan una aduana física: un cliente extranjero adquiere la mercancía del exportador y, en lugar de que esta vaya a una aduana, se entregan en territorio nacional a otra que se encargará de la manufactura posterior envío como un producto terminado.
Cabe mencionar que, para que las empresas puedan beneficiarse de este esquema, deben formar parte del programa de la Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (IMMEX).
Este esquema es especialmente común en las industrias automotriz y de electrónica, los cuales, a su vez, son los grandes sectores de exportación de México.
Ahí se colocan las principales exportaciones del país que, en conjunto, conforman un valor de 152 mil 200 millones de dólares, de acuerdo con cálculos basados en cifras del Observatorio de Complejidad Económica.
¿Cómo esta tendencia beneficia al ecosistema emprendedor?
Este recurso brinda un nivel especial de competitividad al sector exportador mexicano, pues, por un lado, disminuye significativamente costos logísticos y administrativos, al tiempo que reduce y acelera trámites.
Bajo este esquema de exportaciones virtuales, el cual representa hasta 25% de las exportaciones que financia Drip Capital México, las empresas han buscado formas de financiar sus exportaciones de una forma similar.
Esto se debe a que los exportadores requieren soluciones financieras que estén en la misma frecuencia.
En esa línea, el factoraje representa otro frente importante para facilitar que las empresas obtengan el capital de trabajo necesario para operar de una forma así de ágil.
A través del descuento de facturas, los exportadores que realizan operaciones virtuales también pueden ofrecer esquemas de pagos a sus clientes en el extranjero, con lo que evitan el aplazamiento de cuentas por cobrar, es decir, venden a crédito y cobran en efectivo.
La combinación de ambos recursos pone en una posición de ventaja a muchas empresas, incluso medianas o pequeñas, aparejando el piso con proveedores mucho mayores y simplificando los obstáculos al comercio internacional.