Por Javier Prieto
Los valores nos conectan con nuestro interior, nos defienden independientemente de las circunstancias, nos guían hacía lo correcto. Pero, ¿cómo los podemos identificar?
Hace algunos años entreviste a un monje tibetano, conocido como el hombre más feliz del mundo: Matthieu Ricard. Este mote le vino de un investigador estadounidense, el Dr. Richard Davidson, quien buscaba evaluar la felicidad por medio de mediciones en las ondas cerebrales a diferentes estímulos de estrés, irritabilidad, enfado, placer y satisfacción, entre muchos otros estados de ánimo en variados perfiles de individuos.
Después de colocar 256 sensores en la cabeza y el resto del cuerpo de los individuos por observar, obtuvo una estadística que se comportaba entre dos valores en una escala de +0.3 y ¬0.3, en la cual el lado positivo representaba el máximo nivel de estrés y el negativo, el mínimo.
Cuenta la historia que, tratando de validar sus resultados, pidió autorización para medir ese valor en los monjes budistas del Tíbet, donde se practica la meditación de manera cotidiana, con la idea de validar la hipótesis de que ahí podría encontrar los menores valores de su escala. Efectivamente, estuvo en lo correcto: le hizo la prueba a Matthieu, quien obtuvo un ¬0.45, por lo que declaró a la prensa que había identificado al hombre más feliz del mundo.
En la entrevista que tuve con él, me comentó que mediante la meditación, es posible tener una mente clara para controlar y dominar las emociones naturales del ser humano y así evitar que las emociones negativas estén siempre por encima de las positivas.
Yo considero que el verdadero liderazgo es aquel que responde de manera genuina a los intereses de un grupo: es aquel que sabe guiar y motivar a dar lo mejor de cada quien; es aquel que sabe respetar y recono cer la dignidad de las personas y responde de manera positiva a los dilemas éticos a los cuales se enfrenta.
Al final de la conversación le pregunté por aquello que marcaba el concepto de la felicidad y me dijo: “Todos aquellos actos de generosidad, compasión y amor que hagas por los demás te dan la mayor contribución a tu felicidad.”
Observaciones de Matthieu sobre liderazgo:
1. Una mente más compasiva produce calma interior y confianza en uno mismo y eso reduce el estrés, la angustia y el miedo.
2. Ni el dinero ni el poder producen paz interior; lo que más ayuda es el cuidado de nuestras emociones.
3. La felicidad proviene de la compasión.
4. Los grandes logros requieren grandes riesgos, y todo esto deberá provenir del individuo, la familia y la comunidad.
5. Nunca niegues la sonrisa a nadie; el que más la necesita es aquel que no sabe darla.
