Cuando la mayoría escucha el término ‘efecto placebo’ piensa en pruebas clínicas y la tendencia de algunos pacientes a experimentar resultados positivos incluso cuando, en lugar de recibir el fármaco en cuestión, toman una pastilla inofensiva sin beneficios terapéuticos. Estudios demuestran que las personas perciben resultados porque creen que se les ha dado el medicamento y confían en que éste funcionará.
La mente es tan poderosa influenciando resultados que puede ayudar a pacientes terminales a vivir muchos años. Explica por qué tratamientos que parecen extraños o ridículos realmente ayudan a ciertos enfermos; revela, también, por qué algunas personas son capaces de hacer cosas extraordinarias, “imposibles”, como romper récords mundiales, ganar las elecciones o convertirse en fenómenos culturales.
Un artículo en Harvard Health Letter (4 de abril de 2012) discute que el “creciente reconocimiento de lo que llamamos efecto placebo puede causar cambios en la química del cerebro”. En otras palabras, no es casualidad. El artículo continúa con el tema de las expectativas y su rol. Éstas “parecen tener mucho que ver con los resultados. Si se cree que una intervención ayuda a una condición, cierto porcentaje de las personas que lo recibe experimentará algún beneficio”.
El efecto placebo juega un papel muy similar en el trabajo. Las expectativas, dirigidas hacia ti mismo o a tus empleados, tendrán en última instancia una consecuencia. En resumen, cuando dices que puedes o no hacer algo, no sólo estás prediciendo tu futuro, lo estás creando. ¿Recuerdas esa famosa cita de Henry Ford? “Tanto si piensas que puedes, como si crees que no, estás en lo cierto”. Es así. Si crees tener una medicina que salvará tu vida y que ésta va a funcionar, podría hacerlo.
Lo mismo ocurre con tus empleados. Por ejemplo, cuando les dices “estamos en una pelea”, les estás comunicando que ésta es inevitable. Como eres el jefe, ellos te creerán. Ahora tu personal estará en “fight mode”, a la defensiva y enfrentándose a cada situación con hostilidad. Muy pronto, tu compañía estará en plena batalla con cualquier competidor o proveedor que hayas predicho que habría conflicto.
Si, por otro lado, les dices algo como “esta situación se resolverá fácil y pacíficamente”, habrás “placebeado” a tu equipo en un personal sereno y racional que se comporte de manera que garantice tu predicción. De nuevo, te creen y es apropiado que la acción siga a la creencia. Ese es el poder de la mente.
Recuerdo a un empleado que apodábamos “Shaq”. Era pequeño y obviamente, el nombre era irónico. Sin embargo, era uno muy poderoso porque el verdadero Shaq es un basquetbolista exitoso, un ícono. Podríamos haberlo llamado “Stretch”, pero haber usado el de “Shaq” lo empoderó. Se apropió del apodo y actuó por encima de nuestras expectativas cada día.
Contrata a dos personas idénticas y llama a una “Flounder” y a la otra “Falcon”, y te diré cuál tiene mayor oportunidad de alcanzar el éxito. (Pista: no es “Flounder”).