Tomando en cuenta los procesos productivos, invertir en innovación y desarrollo es una decisión difícil.
El costo de innovar es alto y conlleva una curva de aprendizaje de la cual no todos logran generar tecnología rentable.
Sin embargo, el beneficio asociado es tangible una vez que se toma en cuenta el ahorro proveniente de la eficiencia causada por la nueva tecnología. Esta eficiencia aminora tiempos, insumos y, principalmente, costos.
Menores costos en innovación y tecnología se traducen en mayor rentabilidad y más accesibilidad del mercado al bien o servicio.
La tecnología y la innovación también tienen un efecto en la competencia. A menores costos, más actores pueden ser partícipes de la generación de estos productos o servicios. Se les conoce como early adopters, pero sólo aquellos que logran generar valor a la sociedad son quienes llegan a competir en la economía global.
Blockchain es una tecnología relativamente nueva. Los emprendedores buscan constantemente nuevas maneras de utilizarla y es muy probable que este comportamiento continúe en los próximos años.
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Potencialmente estamos ante un cambio estructural que mediante la disrupción logre crear un ecosistema de productos y servicios que promueva el desarrollo económico y la inclusión financiera. Por lo tanto, desde una perspectiva financiera, el costo de innovar está completamente justificado.
Al mismo tiempo, la transparencia e inmutabilidad que Blockchain posee por su estructura hace que sea económicamente asequible para una gran parte de la sociedad.
El mercado espera por atrevidos emprendedores dispuestos a innovar, creando modelos de negocio que generen valor a la sociedad.
Una vez que el tiempo transcurra y que los beneficios de invertir en la innovación sean tangibles, nos encontraremos en un nuevo equilibrio de mercado, en donde el costo más grande será no haber innovado.
Por: Iván Arrieta de Fractall CO