Quizás el mayor impacto que la crisis del COVID-19 ha tenido en el comercio global es la disrupción generalizada en las cadenas de suministro. En términos de logística y sus costos, ya hay números claros de cómo esto ha afectado a las empresas.
Los datos
Datos del Índice Nacional de Precios Productor (INPP) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican que en abril de este año las tarifas de transporte aéreo de carga nacionales presentaron un repunte de 19.91% con respecto al mismo periodo, pero del año anterior (en marzo subieron 12.7%).
Esta tendencia al alza también se observa en otras tarifas como la marítima (con una variación mensual de 3.33% y anual de 11.71%), así como en servicios de mensajería y paquetería (1.67% mensual y anual de 7.76%).
El impacto
En un panorama global, el incremento de costos también es resultado de otros fenómenos comerciales del mundo, como las tensiones políticas y la guerra comercial entre Estados Unidos y China que impeoró en 2019.
Si bien las fronteras no han cerrado y con los esfuerzos de reactivación económica se ha buscado implementar medidas más certeras para que más industrias puedan seguir operando de forma segura, la incertidumbre y la falta de confianza seguirán contrastando en niveles de oferta y demanda.
Si bien los perecederos tienen una posición fuerte, algunos agroexportadores que trabajan con Drip Capital y producen alimentos que están más bien catalogados como “gourmet”, por consumidores extranjeros (es el caso de las coles de Bruselas), reportan caídas en ventas significativas en niveles de hasta 60/70%.
No es el caso de alimentos como la zanahoria, el brócoli o el jitomate, que se han mantenido estables.
Las medidas para evitar el contagio del COVID-19, así como la inflación que resulta del corte abrupto a nuestras rutinas de consumo y una menor producción, han llevado a resaltar el eslabón más débil de las cadenas de suministro del mundo: la dependencia que empresas y gobiernos tienen en ciertos jugadores globales.
Esto no quiere decir que ahora los países opten por el proteccionismo o el aislamiento, pero sí por cadenas logísticas y acuerdos de comercio a nivel regional.
Los escenarios post coronavirus
En los esfuerzos para llegar a una “nueva normalidad”, la logística y cadenas de suministro tendrán nuevos puntos de vista importantes que sumar:
● Analizar el riesgo de que “se rompan las cadenas”. El comercio pondrá el foco en el riesgo logístico y de suministro, pues como hemos visto, un eslabón roto representa un riesgo enorme para el negocio.
● Inventarios. Con las afectaciones en manufactura, capacidad de enviar productos y la posibilidad de que sus proveedores se vean afectados habrá un cuidado más puntual en los niveles de inventarios y la agilidad para poner la mercancía en el mercado.
● Reajuste de precios. Ya podemos ver el aumento de los costos. Pero, con la probabilidad de una reorganización de cadenas de suministros, para hacerlas más regionales que globales, será indudable un cambio permanente en estos costos.
● Mayor necesidad de capital de trabajo. El reto de muchas empresas es contar con el efectivo necesario y no comprometer su solvencia financiera durante la crisis del COVID-19.
En el panorama que podemos ver ahora, el acceso a financiamiento será aún más crítico pues las necesidades financieras serán mayores.
Eso sin mencionar que la brecha entre las compañías y el acceso a capital necesitará reducirse significativamente.
Financiamiento
Hoy ya es claro que empresas de todo tamaño ya no solo voltean a la banca para acceder a financiamiento. La tecnología financiera y esquemas más eficientes como el factoraje son una combinación idónea para enfrentar la crisis.
Desde Drip Capital hemos comenzado a notar esta inclinación: en el marco de la pandemia del COVID-19, las solicitudes de factoraje han incrementado hasta en 50%.
La razón: según datos de nuestra cartera de clientes, en un periodo promedio de tres meses de financiamiento hasta 90% de las PyMEs logran cubrir la totalidad de sus facturas por gastos operativos.
Todos los efectos que tendrá el Coronavirus están por conocerse aún. Sin embargo, lo que es claro es que una liquidez adecuada y finanzas estables son el punto de partida para navegar lo que viene.