Por: Fernando Enrique Bolaños Sapién, Analista Bursátil de Grupo Financiero Monex
En las primeras etapas de desarrollo, las compañías usualmente utilizan financiamientos propios que son aportados por los accionistas para el arranque del proyecto.
No obstante, el capital inicial frecuentemente llega a ser insuficiente para iniciar la producción de un bien o servicios mientras que, en fases más avanzadas, el efectivo puede escasear para su expansión.
Una vez que el pequeño empresario ya pidió capital al papá, el hermano y hasta la abuelita para poder financiar sus proyectos, la falta de financiamiento puede generar la necesidad de buscar a nuevos accionistas que crean en la visión del emprendedor y que estén dispuestos a correr el riesgo de invertir en empresas con flujos altamente inciertos (en muchos casos no existen flujos), lógicamente con un buen porcentaje del pastel.
Una vez que la empresa comienza a generar flujos de efectivo, uno de los pasos naturales es buscar nuevas fuentes de recursos para la expansión de los proyectos, dichas fuentes usualmente se encuentran relacionadas con créditos bancarios, ya sea través de bancas de desarrollo o la banca tradicional.
Vale la pena recordar que el capital aportado de los accionistas es la fuente de financiamiento más cara, ya que los accionistas son los que incurren en el mayor riesgo dentro de la empresa.
Por lo anterior, la deuda, utilizada de la forma adecuada, no debe ser vista como un enemigo, sino como un elemento que disminuye los costos a los que la empresa se fondea, permitiendo incrementar su valor.
Adicionalmente, conforme la empresa va creciendo y demostrando su capacidad de generación de flujos, el costo de la deuda tiende a disminuir, debido a que se incrementaría el número de acreedores potenciales, incluso podría buscarse realizar emisiones en los mercados bursátiles, los cuales tienden a ofrecer tasas más competitivas (dependiendo de la situación de la empresa).
A pesar de que la colocación de deuda es uno de los métodos de financiamiento más económicos (en cuestión de tasas), también requiere que exista una estructura corporativa mucho más formal, con métodos contables establecidos, auditores, cuerpos administrativos organizados, buscando maximizar las utilidades y también buscando mitigar los riesgos naturales en la operación de cualquier compañía.
Así pues, determinar las principales fuentes de financiamiento también depende del momento en el que se encuentre el proyecto, por lo que habrá que ir adaptando las fuentes al movimiento natural de la empresa.
¡Lee sobe la empresa que le da una nueva vida a los desperdicios!