DE UN MILLENNIAL PARA OTRO

De niña quería inventar mil y un cosas. Tenía ideas geniales para crear energía de otras cosas, o máquinas para propósitos muy extraños. Dibujaba planos y planos de cómo funcionaría, pero no sabía nada de física o de química. No tenía idea de cómo funcionaba un motor, ni los materiales necesarios para crearlo.

Hoy en día sigo sin saberlo, pero de niña me embriagaba un estado de locura que, con el paso del tiempo, se ha vuelto habitual. Día tras día voy ideando cosas: soluciones hipotéticas a un conflicto social, cómo hacer sonreír a mi pareja; ideas de personajes, montajes, textos…hasta he ideado cosas para la psique humana y funciones alternas del metabolismo.

 

Hoy en día el mundo se va llenando de ideas. Todos aseguramos estar locos y, tal vez es mi presentimiento de bruja o mi gran optimismo pero, el mundo va a cambiar, algo me lo dice.

 

Siento que la evolución del ser humano es posible. Cada vez los tabúes van desapareciendo y la sociedad está dando paso a las nuevas voces. La generación de los millennials, paso a paso, va tomando las riendas del mundo y no lo olvidemos: todos son únicos y diferentes.

No sé realmente si soy la única que lo ve así porque mis amistades suelen ser personajes que caminan por el mundo, o realmente se está dando un cambio, al menos en mi ciudad. Todo incluye un llamado para primeras, segundas y terceras personas; la metamorfosis está cerca…

 

Siempre me he considerado una loca, pero me alegra saber que no soy la única. Cada vez que conozco a un joven emprendedor, en lo que sea que se desarrolle, mi corazón palpita de esperanza.

 

Puedo ver miles de casos donde todos tenemos una idea, una pasión, ya sea cultural, empresarial, científica o inclusive espiritual y buscamos con todas nuestras fuerzas llevarla a cabo.

Es increíble que aun habiendo tantas cosas que nos desaíran los ánimos, la juventud va tomando forma y camino, toman con cautela el timón del barco.

Tal vez la humanidad está llegando a su pubertad y los verdaderos cambios están por llegar. La locura se dispara y los esfuerzos (que serán muchos) tendrán fruto el día de mañana.

Articulo por: Karla Soto

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