Lectores, perdonen la demora, pero los tiempos no me han permitido escribir mucho que digamos. Gracias a la vida es que el trabajo es cada vez mayor y por ello he de distribuir mis tiempos entre mi trabajo con los títeres, dar clases en secundarias y mis proyectos teatrales. Este 2016 culmina y creo que fue un año de cambios.
Lo noto en mí y en mis amigos cercanos. Las constelaciones se alinearon para que fuera un año lleno de ciclos por cerrar, de negociaciones que terminaron, de inicio de nuevas cosas que arrastraremos al 2017 y, el mundo del teatro no se queda atrás.
MIENTRAS LEES // Te recomendamos escuchar Arrow Of Time – Milky Way Time Lapse Collection
Este año, en Monterrey, se iniciaron nuevos espacios teatrales para la escena regiomontana, tales como Microteatro Monterrey, Foro Arcadia, Mi Teatro, Cìrculo de Tiza, entre otros. Nuevas compañías teatrales se formaron y otras se dispersaron. El trabajo es cada vez más ávido para los nuevos jóvenes que recurren al teatro contemporáneo para aventurarse en ver qué sucede en su sociedad.
Recordemos que “el teatro es el espejo de la sociedad” (Coral Aguirre en una de sus maravillosas clases) y así como el público regiomontano va creciendo en sus proyectos profesionales y personales; el teatro tiene que estar diseñado para dar mayor apertura a estos nuevos públicos que comienzan a acercarse al fenómeno teatral.
Este año fue de muchos retos, creo que en particular, el 2016 fue un año que vino a sacudir muchas cabezas, que ideó muchos planes, que hizo que sintiéramos en un momento que no teníamos salida, pero que nos demostró que siempre busquemos salir adelante.
El teatro, también tuvo sus retenciones, y el 2017 pinta para enfrentarnos con pasión al quehacer del artista, sobre todo con el recorte al presupuesto destinado para los artistas, pero tengo fe en que cada vez más jóvenes emprendedores, inyectados por el teatro, lograrán sobrepasar los problemas económicos, para buscar la calidad que el público regiomontano necesita.
Articulo por: Karla Soto