Adultoides

Es una peculiar especie en la que nos convertimos en la medida en la que vamos creciendo, y que nos va quitando características con las que veníamos de nacimiento como lo son la espontaneidad, la capacidad de asombro, la sinceridad absoluta, la risa eterna y muchas otras que teníamos cuando éramos niños y que por diversas razones en algún momento de nuestras vidas olvidamos, este mes es un extraordinario pretexto para recobrar esa energía y reflexionemos acerca de las cosas verdaderamente importantes de la vida, redescubrir que el agua de la lluvia no enferma sino divierte, que el helado de chocolate no engorda sino que es de las cosas más deliciosas que existen, que al jugar lo verdaderamente divertido no es necesariamente ganar sino divertirse por el simple hecho de jugar horas y horas hasta que el cuerpo no puede más, que las amistades entrañables son aquellas en las que el interés no está de por medio sino simplemente la idea de compartir tu tiempo y alegrías con alguien, que la luna merece cada que está llena minutos de contemplación acompañados de un ¡wow! y que una flor, una hormiga, un pedazo de madera pueden ser motivo de admiración, diversión y creatividad.

Es tiempo de hacernos preguntas importantes como por ejemplo: hace cuanto que no te mojas bajo la lluvia y te revuelcas en un charco de lodo hasta que te duela la panza de la risa, hace cuanto no juegas con tus cuates una cascarita en la calle y festejas un gol como si lo hubieras metido en la final de la copa del mundo, hace cuanto que no juegas a las escondidas y sientes la adrenalina de saber que están a punto de encontrarte, hace cuanto que no te fundes en un abrazo con tu papá en caso de que tengas la bendición de tenerlo todavía a tu lado o a tu madre, ese Adultoide en el que nos hemos convertido, que está persiguiendo todo el día el tener más por creer que en eso está la felicidad, requiere, al menos por instantes, de ser olvidado y retomar los momentos que verdaderamente nos hacen sentir felices.

En este mes te deseo la mejor de tus travesuras y sobre todo que cuando la hagas tu sonrisa te recuerde las cosas que verdaderamente valen la pena en la vida

Jaime Ignacio Rincón Gallardo.

 

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