La historia comenzó en 1974, después de más de 31 años de existir un Clásico Nacional, llegó el Derby Regiomontano a la ciudad de Monterrey. Una plaza poco tomada en cuenta en los medios de comunicación y espacios deportivos a nivel nacional, hay que decirlo tal cual como eran las cosas.
Como ya mencionado anteriormente en este espacio, el posicionamiento y el protagonismo de los equipos regios no fue tarea fácil, hablando principalmente de le económico, en principio. La capital del estado de Nuevo León ha visto llegar grandes jugadores a ambos clubes.
Nombres como Walter Gaitán, Humberto Suazo, Tomás Boy o Mario de Souza “Bahía” son algunos de las interminables figuras que los apasionados aficionados de la ciudad de las montañas han sido testigos a lo largo de estas más de cuatro décadas de existencia de este fervoroso clásico neoleonés.
Es increíble el desarrollo, la planeación y la planificación deportiva que ambas instituciones han trabajado arduamente por convertir a estos equipos “Provincianos” como muchos llegaron a llamar en su momento, en referentes nacionales como lo son al día de hoy.
La pasión, el compromiso, así como la entrega de la llamada mejor afición de México ha sido incondicional para ambas escuadras durante todos estos años. Los que han tenido la oportunidad de vivir a flor de piel un duelo de esta magnitud ya sea en un bar de la ciudad o incluso estando presentes en el estadio, podrán entender que es una sensación indescriptible.
Incluso, se ha llegado a comentar que en épocas recientes el “Clásico Regio” ha causado más expectativa que el Nacional en esta última década por el buen paso de los equipos. Los seguidores de antaño del balompié nacional deben de saber que años atrás, muchos capitalinos de ninguna manera se hubieran imaginado un Tigres vs Rayados como la final del Futbol Mexicano.
Monterrey es una ciudad conocida por su gente tenaz y trabajadora, así también han sido los directivos de ambos equipos en estos últimos años, al igual que sus aficionados que cada fin de semana se encargan de que no quepa ni un alfiler en los estadios.
Es un verdadero orgullo ser parte de esta fiesta y este gran logro de la Sultana del Norte. Hay que disfrutarlo como se debe, de la manera correcta, pacífica, como realmente es, como un partido de futbol, es una oportunidad única para los regiomontanos y para los que por 43 años soñaron con este partido.