Nos graduamos, entramos a trabajar y parece que un mundo de presiones profesionales se nos viene encima. Escuchamos estas frases de boca de nuestros padres, colegas y amigos:
- Consigue un buen trabajo.
- Ten un mejor puesto.
- Gana más dinero.
- Ahorra y emprende un negocio.
- Cómprate un buen carro.
- Crece tu negocio.
No tiene nada de malo tener ambiciones y planes, de hecho es crucial tenerlas. ¿Pero ese éxito que de pronto te encuentras persiguiendo y que todos a tu alrededor te empujan a perseguir es realmente el éxito para ti?
Nadie parece señalarlo pero es tan importante definirlo. Los criterios de éxito son y siempre serán diferentes para cada persona. Una lección que no te enseñan mientras estudias y que a veces sólo el paso del tiempo te puede dar.
Puesto de otra manera: tu carrera y tu meta nunca va a ser la de otros.
Éxito es ser selectivo. Definir esas pocas cosas que son realmente importantes para ti y vaciar tu tiempo por completo en ellas. Antes de definirlo puedes pasar el tiempo con quien sea, comer lo que sea que se te ponga en frente y justificar actividades y comportamientos que no te llevan a ningún lado. Pero una vez que lo defines, le pones un alto a relacionarte con quien sea, comer como sea y hacer lo que sea.
En mi caso esa lección del tiempo llegó hace pocos años. De ahí nació la idea de tocar el tema en un post que puedes leer aquí: https://nett.mx/cuando-las-manecillas-se-mueven-a-nuestro-favor/. Cuando aprendí que el tiempo es lo único que realmente tengo, comencé a usarlo en actividades que realmente me generan valor. Y es una lección que cada día repaso preguntándome ¿Realmente quiero hacer esto que estoy por hacer? ¿Qué otra cosa pudiera estar haciendo con mi tiempo que me genere un disfrute, una lección o un valor superior a lo que estoy haciendo ahora?
Un especialista en psicología organizacional que se llama Benjamin P. Hardy lo pone muy claro y en resumen es el output con el que tú y yo nos podemos quedar:
Las únicas cosas que deben componer tu vida son aquellas cosas que altamente valoras. Mejorar quién eres, cómo vives, cómo sirves y con quién te relacionas. Todo lo demás puede y debe ser deshierbado. Vive intencional y congruentemente. Vive como quien quieres ser, cada día.
Nunca es tarde para preguntarnos: ¿Estoy buscando la medida de éxito de otros o la medida de éxito para mí? Definirlo es empezar nuestra carrera y en correrla está nuestro propósito y felicidad.