Cuando se trata de la Tecnología en la educación en México, hay intenciones e inversión aún falta mucho por lograr, de acuerdo a esta investigación
La tecnología tiene un impacto positivo en la educación, sin embargo, México se encuentra rezagado en ese aspecto, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Los Datos del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) indican que solo el 60% de los estudiantes evaluados en el país usaron una computadora como parte de su proceso educativo.
Mientras que países como Turquía, Holanda, Australia y Noruega llegaron al 90% de los estudiantes que utilizan computadoras diariamente en las aulas.
Es importante crear experiencias educativas personalizadas.
El aumento en la población mundial y la escasa digitalización en los salones de las escuelas es un panorama con gran potencial para el sector de educación tecnológica (EdTech) a nivel mundial, de acuerdo con el estudio de Enova “EdTech: Transformación de alto impacto”.
El fondo de inversión IBIS Capital estimó que este mercado tendrá un valor de 252,000 millones de dólares en el 2020.
En México aún no existen datos duros sobre el valor de mercado de EdTech, aunque sí se conoce que el gobierno mexicano invirtió más de 7,600 millones de pesos en la adquisición de computadoras y tabletas entre 2013 y 2016.
Pero no es suficiente
La educación necesita de apoyo en el aula para recaudar toda la información que fluye entre la interacción de docentes y estudiantes, tanto en los salones como en espacios virtuales.
Al analizar la información y que se aproveche de mejor forma, es importante crear experiencias educativas personalizadas y dar seguimiento del desempeño de todos los involucrados.
Tal como lo pensaron IBM y la mexicana Enova, dos empresas que se dedican a desarrollar sistemas de análisis de datos, quieren unir estas tecnologías a cada vez más espacios de enseñanza. Sin embargo el país está dando pasos cortos hacia esa perspectiva.
Así como IBM y Enova, cada vez hay más empresas que desarrollan contenidos, aplicaciones móviles (apps), plataformas de gestión y servicios remotos que permiten acercar servicios educativos y de capacitación a más personas.
En el 2016, hubo registro de 2,420 emprendimientos de innovación para la educación, según información de Donadora, la plataforma que recauda fondos para un proyecto social productivo o una causa personal.
Así como hace falta infraestructura en tecnologías de la información, también hace falta capacitación para desarrollarla, por lo que es un escenario un tanto preocupante.
Otro escenario preocupante es la problemática de las regiones más pobres y rezagadas de la economía nacional, que cuentan con falta de acceso a servicios de conexión digital y también quedan excluídos por no contar con los conocimientos necesarios para su utilización o por la escasez u obsolescencia del equipo, dejándolos en un círculo vicioso, destaca el análisis de Enova.
La incorporación de Tecnologías de la Información (TI) no es el único requisito para mejorar el alcance y desempeño de las organizaciones de educación continua en el país. Las TI permiten distribuir contenidos de manera eficiente y enriquecen las experiencias educativas con nuevos recursos audiovisuales e interactivos.
Los modelos con metodología Blended Learning (BL) y el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) utilizan plataformas de este tipo para mejorar las experiencias de aprendizaje y lograr una mayor dispersión del conocimiento.
La Tecnología en Educación en LATAM
En Latinoamérica, los esfuerzos para implementar las TI se han concentrado en infraestructura de datos e instalación de computadoras.
En en el caso de México, de acuerdo con datos de la SEP y de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), casi 70 mil planteles educativos (69,912) tienen conectividad a internet, vía el programa México Conectado.
Esto representa apenas el 32% de los planteles educativos públicos del país. En el sector de educación continua, la porción de organizaciones que usan algún tipo de tecnología de la información para fines académicos es ligeramente mayor.
Poco menos del 50% de las instituciones que proveen programas de educación continua, usan algún recurso tecnológico para la impartición de cursos.
En los últimos 10 años se han creado empresas que proveen de servicios educativos gracias a la tecnología.
Enova indica que pese a que no existen estadísticas sobre el desempeño económico del sector de educación contínua, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) tuvo ingresos por servicios a empresas que ascendieron a más de 262 millones de pesos en 2016.
Estos se distribuyeron en capacitación y desarrollo de habilidades, mientras que el Instituto Politécnico Nacional (IPN) invirtió en 17 centros de educación continua por más 26 millones de pesos en 2016.
Instituciones privadas como el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) han incursionado desde hace años en el sector de la educación continua y, entre 2010 y 2015, obtuvo 41 contratos con organismos del Gobierno Federal para impartir cursos, seminarios y diplomados que le reportaron ingresos por 30.7 millones de pesos, según datos de contrataciones públicas Contratobook.
Por su parte, la Universidad del Valle de México (UVM) y la Universidad Tecnológica de México (Unitec), informaron en su último reporte anual a las autoridades bursátiles “la habilidad de llegar a nuevos mercados como el de los adultos que trabajan” como un factor de su rápido crecimiento.
A lo largo de los últimos 10 años se han creado organizaciones que hoy son proveedoras de servicios educativos en el mercado nacional gracias a las ventajas que ofrece la tecnología.
Un claro ejemplo es Khan Academy, que trabaja por medio de módulos educativos para el mercado mexicano, así como el programa ‘Capacítate para el Empleo’, de la Fundación Carlos Slim, que imparte más de 137 cursos y 6 diplomados para el desarrollo de habilidades para el trabajo.
La educación es un proceso continuo que ocurre a lo largo de toda la vida debido al aumento en la esperanza de vida de las personas. Es por eso que se debe impulsar a la inversión para satisfacer la demanda tanto del mercado laboral como de la educación para ofrecer mayor desarrollo a las tecnologías de la información.