Numerosos estudios de importantes centros de investigación a nivel mundial coinciden en que la falta del sueño o sueño insuficiente se relaciona directamente con el grave problema de la obesidad. Por ejemplo: en el caso de niños de hasta 11 años, dormir una hora menos de las ocho que necesita su organismo tiene repercusiones negativas en su peso y provoca otros hábitos perjudiciales, como dejar de desayunar.
Está comprobado que la falta de sueño en niños está directamente relacionada a los problemas de obesidad, independientemente de su sexo, estilo de vida (activa o sedentaria), nivel socioeconómico, etcétera. Las probabilidades de tener obesidad durante su vida adulta se duplican si la falta de sueño es de cinco o más horas.
Se mantiene el mismo principio con adultos. Uno de los estudios más destacados de finales del siglo pasado y que comprobó dicha teoría es el siguiente. A lo largo de 16 años, se estudiaron los hábitos de sueño de 70 mil mujeres adultas. Se descubrió que aquellas que dormían en promedio 5 horas o menos pesaban inicialmente 2.5 kilos más que las que dormían 7 horas o más; además, una vez terminado el periodo del estudio, las del primer grupo subieron 4.3 kilos más que el segundo grupo.
¿Por qué la falta de sueño induce a la obesidad? Es una cuestión de químicos y, en este caso, de hormonas. Cuando dormimos mal o menos de lo adecuado, se produce en nuestro cuerpo un aumento de las hormonas que producen la sensación de hambre y apetito por alimentos ricos en grasas y azúcares.
Con tan sólo una hora más de sueño nuestro organismo es capaz de generar mecanismos que nos ayudarán a mantener nuestro peso. Los estudios destacan dos hormonas que son estimuladas por el sueño y que están relacionadas con el peso: la leptina, que inhibe el apetito, y la ghrelina, que estimula la sensación de hambre. Cuanto menos dormimos más ganas de comer tenemos, ya que con menos horas de sueño hay menor concentración de leptina y aumenta la gherlina.
Así que si queremos resolver este problema a nivel mundial y personal, no basta con cambiar de hábitos en la cantidad de ejercicios a realizar y alimentos a ingerir, habrá también que estar consciente de la importancia que tiene el sueño.
Te invito a darle importancia a las horas que dedicas al sueño. No escatimes en un sistema de descanso, busca uno que te ofrezca calidad y cantidad de sueño. Tu calidad de vida lo merece. No dejes pasar más tiempo. Manos a la obra.
POR ING. FRANCISCO GONZÁLEZ