Conformado por los ingenieros biotecnólogos Érick Noé Soto, Fernando Barajas, Octavio González e Irving Rivera, Solena nació de un proyecto escolar cuando aún eran estudiantes en el Instituto Politécnico Nacional. Con gran visión para las oportunidades en el sector, decidieron emprender a través de un laboratorio de biotecnología en donde se atendiera cada caso mediante análisis fitopatológicos, tratamientos personalizados y asesoría agrícola, garantizando que las condiciones del suelo, clima y microorganismos sean los adecuados para lograr cultivos exitosos.
En entrevista, nos compartieron que al inicio de su emprendimiento se encontraron con obstáculos como el financiamiento y la parte jurídica, pues en su experiencia, las leyes no favorecen a las empresas pequeñas, por lo que tuvieron que adecuarse como si fueran una empresa de mayor magnitud. Además, con el crecimiento orgánico en ventas, tiempo después les permitió generar un historial y acceder a programas gubernamentales, así como a planes de financiamiento.
Comprometidos con la sociedad, el mayor anhelo de este grupo de jóvenes que apostaron por sus sueños es hacer que los alimentos naturales estén al alcance de todos y fomentar el consumo seguro libre de tóxicos trabajando mano a mano con los agricultores mexicanos, quienes han dado una respuesta positiva a esta propuesta.
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