Mi gusto por el ramen es reciente. Lo probé por primera vez por ahí del invierno del 2015, era un día lluvioso y el ramen es perfecto en días así o de mucho frío. Hace unas semanas fue un día exactamente igual y decidí ir por uno en un lugar llamado Grasshopper.
“Uno de shoyu por favor”
No me preguntes cómo, ni tampoco sé qué hice pero la mesera se dio cuenta que soy zurdo y puso tanto los palillos como la cuchara que se utiliza para tomar el caldo en mi lado izquierdo. Se me hizo un buen detalle pero no terminé de conectar la historia hasta hace un par de días, viendo un video sobre user centered design. En la charla el expositor usó un ejemplo exactamente igual a mi caso con el ramen.En sus palabras, user centered design es algo tan sencillo como ser un mesero, descubrir que el comensal que acaba de sentarse en tu mesa es zurdo y ponerle los cubiertos en su mano izquierda. Porque al final lo que busca es volver una experiencia de consumo, cualquiera que sea, en algo tan natural y simple que pareciera que no hubo alguien detrás diseñándola en sí.
A lo mejor el ejemplo impactó por la experiencia reciente, pero fue una gran manera de entender lo que busca este tipo de diseño, que hoy rige la manera en cómo hacemos las cosas en el siglo XXI. ¿Y qué fue lo que dio paso a esta manera de pensar? Vamos a echarnos un clavado leve a la historia.
El enfoque industrial del siglo XX era yo produzco —> tú compras. En el siglo XXI, con una sobreoferta de productos, un bombardeo de mensajes publicitarios que los comunican y una necesidad de vida o muerte por diferenciarse, el enfoque cambió radicalmente a ser tú nos dices qué quieres —> nosotros lo hacemos.
Henry Ford, padre del automóvil moderno, dijo en su momento que si le hubiera preguntado a la gente qué quería, le hubieran dicho que caballos más rápidos. Era claro que la gente quería rapidez y eso responde al qué, y una vez conociendo el qué hay muchas manera de responder al cómo. La manera de Ford fue el carro, pero no era la única.
Así que todo está en encontrar lo que el cliente necesita o quiere. ¿Y cómo hacer eso te preguntarás? Pues no hay una fórmula exacta, pero sí hay algunos puntos que puedes seguir si estás en la fase de diseño de un producto o servicio.
– Involucra a tu cliente en todas las fases de diseño y producción de tu producto o servicio.
– La primera solución no es la solución final, itera hasta encontrar la mejor.
– El diseño es mejor si lo abordas como una experiencia.
– Incluye a personas de otras disciplinas en tu proyecto para ampliar tu perspectiva. Hablamos un poco sobre eso en el post del metro de Londres que puedes ver aquí: https://nett.mx/el-metro-despues-de-beck/
No hay nada escrito en piedra porque hasta hoy sigue siendo algo que los clientes y las empresas vamos descubriendo. Lo único que no cambia es volver a las personas en el eje, todo nace y todo desemboca en eso. Y a la próxima que invites a un amigo zurdo a cenar, ponle los cubiertos del lado izquierdo, te aseguro que le vas a hacer el día.