Las redes sociales como poderosas herramientas de comunicación están cada vez más presentes en distintos ámbitos de nuestras vidas; y por supuesto, la política no podía ser la excepción.
La presencia digital de candidatos y partidos, ya sea a través de sus propios perfiles o los de sus seguidores (reales o ficticios por aquello de los miles de perfiles falsos y bots), es una constante en nuestros muros y timelines. Hashtags, tendencias e influencers determinan la conversación de todos los días.
Los expertos consideran la campaña de Barack Obama en el 2008, como la gran precursora del marketing político digital: videos en Youtube; miles de envíos de correos electrónicos personalizados y mensajes sms; perfiles en Facebook, Twitter, Flickr y MySpace; incluso llegó a tener su propia red social hospedada en la página web de su campaña (MyBarackObama.com), con casi 2 millones de suscritos.
A partir de ese momento, el potencial de las redes sociales para la comunicación política se convirtió en el descubrimiento más valioso de los últimos tiempos para este sector.
Nunca antes las opiniones políticas de las personas han encontrado tantos aliados desconocidos, pero con los mismos intereses, con la facilidad con la que se encuentran ahora en la red. Claro, aliados, pero también detractores.
Si hablamos específicamente de nuestro país, podemos darnos cuenta de que para estas elecciones votarán por primera vez, según el padrón del INE, poco más de 3,600,000 jóvenes de 18 y 19 años. Además, sumamos las más de 31,500,000 personas de entre 20 y 34 años que también estarán votando, o por lo menos deberían de hacerlo.
En el mismo sentido, y según datos de la Asociación de Internet, en nuestro país hay 70 millones de internautas, de los cuales el 36% pertenece a este mismo segmento de los 18 a los 34 años. Son poco más de 25 millones de jóvenes que pasan en promedio ocho horas al día conectados a internet y que invierten este tiempo principalmente en ingresar a redes sociales, enviar y recibir correos, y el uso de chats y servicios de mensajería (todo según datos del Estudio sobre los Hábitos de Internet del 2017 realizado por la misma Asociación).
Los militantes de los partidos políticos se convierten ahora en ciberactivistas: personas a las que les interesa la política y externar sus opiniones al respecto, y que recurren a herramientas digitales para poder hacerlo.
No se puede dejar de mencionar la inigualable oportunidad que las redes significan para los candidatos independientes, que tienen presupuestos muchísimo más limitados y que pueden incrementar su alcance gracias a estos medios.
La ventaja principal de las redes es que son un canal inigualable para la escucha social. Con una adecuada capacidad de análisis permiten obtener información inmediata sobre las reacciones de la gente y el impacto que se tiene sobre ella, y modificar la estrategia en caso de ser necesario.
Al final, no son los likes, retuits o favoritos los que ganarán las elecciones, será la capacidad de los políticos de dialogar con el público, de engancharlo, pero sobre todo, de ser honestos y comprometerse.
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