Hace más de una década, Denise Ramonfaur no imaginaba que terminaría construyendo una empresa reconocida en el sector de alimentos saludables. Sin un plan inicial para emprender, su historia comenzó en la cocina de su casa, donde preparaba una versión más saludable de crema de avellanas para su hijo. Lo que empezó como un pequeño experimento casero pronto se convirtió en un negocio en expansión.
De un experimento casero a una empresa consolidada
Sin conocimientos previos en emprendimiento, Ramonfaur participó en un evento de startups sin siquiera saber qué era un “elevator pitch”. Aun así, su producto y su pasión la llevaron a ganar el concurso. Desde entonces, se ha dedicado a operar y hacer crecer su empresa, Morama, la cual ofrece productos saludables como harinas y cremas libres de ingredientes artificiales.
El crecimiento fue orgánico. Inició vendiendo a amigas y pequeñas tiendas hasta que, junto con su socia Sofía Paredes, especialista en ingeniería en alimentos, lograron ingresar a cadenas de supermercados. Sin un business plan estructurado en sus inicios, su estrategia fue probar, aprender y mejorar sobre la marcha.
Pasión, resiliencia y estructura empresarial
Para Denise, la pasión ha sido el motor clave de su éxito. La resiliencia también ha jugado un papel fundamental, permitiéndole superar obstáculos y aprender de cada reto. Sin embargo, con el crecimiento de Morama, fue necesario estructurar la empresa. La experiencia de perder información clave de producción le enseñó la importancia de la documentación y la estandarización de procesos.
Hoy en día, Morama cuenta con sistemas que garantizan el buen funcionamiento del negocio, permitiendo que el equipo opere de manera eficiente sin depender de una sola persona.
Una cultura organizacional centrada en las personas
Más allá de los números y estrategias de negocio, Morama se distingue por su enfoque en el bienestar de su equipo. La empresa ha implementado prácticas como la presencia de un psicólogo en la planta para apoyar a sus empleados en situaciones personales que puedan afectar su desempeño.
Denise destaca la importancia de generar un ambiente de trabajo basado en la alegría y el propósito, lo que ha sido clave para la retención y motivación de su equipo.
Equilibrio entre maternidad y emprendimiento
Como madre de tres hijos, Denise ha enfrentado el desafío de equilibrar su vida personal con la gestión de un negocio en crecimiento. Si bien reconoce que no existe un balance perfecto, ha aprendido a priorizar y delegar para maximizar su tiempo y energía.
Para ella, la clave ha sido soltar la culpa, aceptar que no puede estar en todo y enfocarse en lo realmente importante. También destaca la importancia del crecimiento personal, utilizando herramientas como la meditación y la escritura para mantenerse enfocada y en paz consigo misma.
Un mensaje para futuras emprendedoras
Su consejo para las mujeres que desean emprender es simple: “No hay que pensarlo demasiado. Si tienes una buena idea y pasión por lo que haces, hay que aventarse.” Reconoce que en el camino habrá fracasos y retos, pero cada obstáculo es una oportunidad para aprender y mejorar.
La historia de Denise Ramonfaur es un testimonio de que el emprendimiento no siempre sigue un plan estructurado, pero con pasión, resiliencia y aprendizaje constante, es posible convertir una idea en un negocio exitoso y con propósito.