Hace poco me preguntaron si valía la pena comprar una guía de redacción (o de escritura). Sí, por supuesto. Muchísimo. No como escuela, sino como herramienta.
En el mundo literario, es decir, ese de quienes dedican su vida a la literatura, ha existido siempre el debate sobre si puede o no puede enseñarse a escribir. Los más románticos dicen que no. El bando de los pragmáticos defiende su utilidad. Como nos movemos en un mundo que pide resultados y que se mueve a ritmos acelerados, nos quedaremos con los segundos.
En cursos y talleres de redacción se aprenden ciertas técnicas para hacerlo con propiedad y otras para producir efectos específicos en el lector. Una guía se extiende en el contenido de los cursos y sirve para la escritura en general, la del día a día, la más práctica. Ahora, sería buena idea definir si es necesaria una guía o manual sobre el escritorio –entre la computadora y la taza de café– para resolver dudas y encaminar nuestra escritura.
Cuando comenzaba a interesarme por la escritura me encontré con un libro que podría entenderse como un híbrido: Defensa apasionada del idioma español, de Álex Grijelmo (Taurus, 2004), un superventas desde hace varios años. Compré una versión DeBolsillo, horrenda como objeto, que sigue en el librero y no he querido reemplazar. Ahora, mientras escribo, la veo, hojeo y recuerdo cómo el contenido del libro me llevó a cuestionar la forma de mi escritura.
El libro no es una guía como tal. No al estilo de las más populares en México, como las de Sandro Cohen, que van directo al punto, es decir, resuelven dudas ortográficas y sintácticas y son útiles como herramientas de trabajo del emprendedor. El libro de Grijelmo lo hace –resuelve– pero desde otra postura, la del cuestionamiento.
El texto, si bien resultará esclarecedor para muchos, sirve más como reflexión sobre la manera en que el idioma se ha ido contaminando a la mala. Elaboro:
Grijelmo escribe que el idioma evoluciona, cambia. De hecho, el español es una mezcla de influencias que tardaron cientos de años en arraigar. El punto es que la evolución se dio en las calles, por el intercambio entre culturas y la necesidad de comunicarse. Escribe Grijelmo: «Pero una evolución mediante acuerdos compartidos por el pueblo en su conjunto, sin orden de poder político alguno. Una evolución con normas internas, jamás nada disperso».
Es decir, cuando habla de “poder” se refiere a que muchas veces la mutación sucede por lagunas en los planes escolares, por la invasión del inglés y de sus marcas –ante la que no se levantan muros–, por imposición que viene «de arriba». De afuera. No de la gente. Todos hemos pecado de eso, ¿no?
Siempre me ha llamado la atención que se defienda tanto a México como país, pero no al idioma. ¿Es de verdad más elegante espolvorear palabras en inglés en un texto que ampliar nuestro vocabulario en español? El nuestro es un idioma riquísimo que no necesita apoyarse en el del norte (que es rico por sí mismo).
La Defensa… incluye varios datos interesantes, como los del origen de palabras, su genética y su alcance. Eso nos lleva a pensar en el armado y en los mecanismos del mismo. Aquí es donde entran las guías de escritura:
Son útiles porque nos recuerdan los puntos más básicos de la estructura de nuestro idioma: sujeto, predicado, oraciones compuestas, puntuación, uso de verbos; y los resbalones más comunes, como los accidentes gramaticales… A partir de la aclaración de puntos básicos hemos de resolver problemas inmediatos y luego cuestionar otros.
Defiendo la consulta de las guías porque nos mantienen al día con las reglas, con las normas y, como las biblias de ventas o administración, sirven para lograr algo. Para cumplir un objetivo: «asegurar la calidad y las técnicas para su buena ejecución».
Sin embargo, apoyarnos en estos textos no nos hace mejores escritores, sino solo escritores correctos. Es a través de la discusión o cuestionamiento que podremos plantearnos qué elementos del idioma y de su evolución podremos usar o abandonar en nuestra comunicación escrita.
Recomiendo las guías, previa investigación o consulta, y también el resto de los libros de Grijelmo. De hecho, cierro con una de las ideas de su defensa: «Con cada palabra que desaparece se pierde una idea creada por el ser humano».
Si buscan alguna guía, con gusto les recomendaremos nuestras favoritas. Respondemos al correo: agencia@courierdoce.com.