Por Juan Gerardo Jiménez Belmonte, catedrático de la División de Escuela de Graduados de EBC Campus León
México exportó 1 mil 122.5 millones de dólares en promedio al día durante el año 2017, el equivalente a 409 mil 494 millones de dólares anuales, lo que representó el 36% del Producto Interno Bruto Nacional en ese año. Eso no es todo, si a lo anterior sumamos el monto de las importaciones por un total de 420 mil 369 millones de dólares durante 2017, resulta que el comercio exterior de México representa ya el 73% del PIB nacional. México ha tejido una red de 12 Tratados de Libre Comercio, 32 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones, así como 9 Acuerdos de Complementación Económica y Alcance Parcial y el más reciente Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, todos ellos como parte de una estrategia de apertura de la economía iniciada en la década de los ochentas y que hoy en día busca entre otros fines la diversificación de los mercados de exportación.
Del total de las exportaciones de México en 2017, hacia Estados Unidos se enviaron 326 mil 976 millones de dólares, esto es 8 de cada 10 dólares de exportación tienen como destino un solo país, los Estados Unidos de América. De aquí es donde cobra importancia las disminuciones en la demanda en Estados Unidos de los productos hechos en México. Estados Unidos es el país número uno en importaciones en el mundo, tan solo en 2016 importó mercancías y servicios por un monto de 2.21 billones de dólares. De los principales orígenes de las importaciones de Estados Unidos son China en el lugar número uno y México ocupa el segundo lugar seguido de Canadá en tercer sitio.
Recientemente el gobierno de Estados Unidos impuso aranceles del 25% a las importaciones de acero y sus derivados y de 10% a las de aluminio. Estados Unidos es el país que más acero compra en el mundo (importa 4 veces más acero del que exporta) y China es la nación que más produce acero en el mundo. En los últimos años las importaciones de acero desde países como China y otras 110 naciones entre ellas México han llegado a niveles históricamente altos debido al menor precio de la materia primera en el mercado, por lo que Estados Unidos lleva a cabo esta medida de política comercial en un intento por proteger a su industria siderúrgica de la invasión de importaciones que han originado pérdidas en las empresas y empleos en el sector del orden de 32 mil empleos desde el año 2002. México y Canadá quedaron exentos temporalmente de dicha medida de política comercial mientras se negocia el TLCAN.
Los impactos que se prevén de esta medida son múltiples y desde luego no solo afectarán a la industria siderúrgica sino a todas aquellas en las que el acero y el aluminio son parte de sus procesos productivos como la industria automotriz, la de electrodomésticos, la petrolera o la de la construcción: 1. La pérdida de empleos en estos sectores pudiera llegar a ser inclusive mayor que el número de empleos que en la industria siderúrgica se pretende proteger con la medida. 2. El incremento en costos en Estados Unidos y su eventual traslado a los precios serían otro de los impactos negativos de la medida ya que el acero es base de la realización de muchos procesos en múltiples industrias. 3. Las respuestas de países ante la medida, como aranceles en Europa a las importaciones agrícolas desde Estados Unidos.
En resumen, Estados Unidos decretó una medida cuyas repercusiones no fueron dimensionadas ni en lo local ni en lo global y que lejos de mejorar un sector de su economía puede perjudicar el entorno global de los negocios.
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