David Farah: El arte de vestir bien como estrategia de vida y de negocios

Hace 11 años, David Farah decidió llevar a Monterrey un concepto que, hasta entonces, se veía principalmente en la Ciudad de México o en capitales europeas: trajes a la medida con un enfoque en la experiencia y la personalización. Así nació Harris & Frank, una marca que hoy es referente en el vestir masculino formal y casual de alto nivel.
Farah no solo vende ropa; vende confianza, proyección y respeto por uno mismo. “Vestir bien es respeto hacia ti y hacia los demás. No hay una segunda oportunidad para una primera impresión”, señala.
De uniformes a trajes a la medida: el giro que cambió todo
Antes de fundar Harris & Frank, Farah tuvo un negocio de uniformes corporativos. La experiencia fue útil, pero no lo apasionaba. El cambio llegó tras descubrir una tienda en la Ciudad de México y quedar cautivado con la idea de ofrecer trajes y camisas personalizados. En poco más de un mes, ya tenía su primera sucursal en San Pedro Garza García.
“Siempre me gustó vestir bien. Desde joven, aunque no tenía el conocimiento que tengo ahora, procuraba cuidar mi imagen. Cuando encontré este concepto, sentí que había encontrado mi pasión”, recuerda.
La evolución del vestir: pandemia, comodidad y códigos de etiqueta
Farah ha sido testigo de cómo la pandemia y los cambios culturales han transformado los códigos de vestimenta. “Antes, en Ciudad de México, la corbata era prácticamente obligatoria. Hoy, incluso en puestos directivos, se prioriza más la comodidad, pero sin perder el estilo”, explica.
Para él, el reto actual es encontrar el equilibrio: seguir viéndose bien, proyectando profesionalismo, pero adaptándose a nuevos contextos. La clave está en conocer el propio estilo y el de la ocasión: “Menos es más, pero siempre acorde al entorno”.
Personalización y proyección: la ropa como herramienta de influencia
En su labor, Farah no solo toma medidas físicas, sino también de personalidad. Así, puede recomendar desde un saco con solapa de punta de lanza —que proyecta autoridad— hasta combinaciones más relajadas con tenis elegantes.
“Mi trabajo es empoderar a las personas a través de su vestimenta. La ropa es como el marco de una pintura: debe realzar, no opacar”, asegura. Y enfatiza que un traje hecho a la medida no es solo un lujo, sino una inversión que comunica cuidado, atención al detalle y profesionalismo.
Tips para un guardarropa funcional y sin estrés
Farah recomienda aplicar la regla de la limpieza y el orden: eliminar lo que no se ha usado en un año, organizar por colores y tipos de prenda, y tener combinaciones predefinidas para no perder tiempo.
Entre sus básicos:
- Pantalón gris, azul marino y negro.
- Tres camisas blancas y una azul.
- Dos sacos: uno azul marino y uno gris o con patrón discreto.
- Tenis blancos limpios y zapatos negros clásicos.
Errores comunes y la importancia del contexto
Uno de los fallos más recurrentes, señala, es “querer aparentar demasiado” o llevar prendas fuera de contexto. Ejemplo: tenis deportivos en ambientes corporativos serios, o prendas demasiado llamativas sin una intención estilística clara.
También advierte que hay códigos que siguen vigentes, como respetar la etiqueta en bodas o eventos formales: “Si la invitación dice etiqueta, es una falta de respeto no cumplirla”.
Un negocio que vende más que trajes
Harris & Frank se ha convertido en un aliado de empresarios, políticos y artistas que buscan proyectar una imagen coherente con su personalidad y sus objetivos. Para Farah, vestir bien no es cuestión de moda, sino de estrategia personal y profesional: “Cuando te sientes bien con lo que llevas puesto, proyectas seguridad, y eso abre puertas”.
En tiempos en que la vestimenta se ha relajado, su mensaje es claro: adaptarse a la evolución, pero sin perder el respeto por la ocasión ni por uno mismo. Porque, como él mismo afirma, la ropa no solo cubre, comunica.
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