¿CUÁNTOS CENTÍMETROS MIDE UNA ORACIÓN?

Es imposible encontrar una regla que defina la extensión de cada frase en español, ya sea de veinte, treinta o cuarenta palabras. No se ha determinado la cantidad específica de vocablos para expresar una idea. Hacerlo una empresa irrealizable. Además, resultaría monótono escribir oraciones de longitud idéntica (y olvidarnos con eso del ritmo), y desatinado constreñir la expresión escrita a un promedio de palabras, sobre todo si consideramos que la escritura, según su medio, autor y lector, cumple diferentes fines.

A pesar de lo anterior, diferentes medios de comunicación, casi siempre la prensa escrita, sugieren en sus manuales de estilo el tamaño promedio de las oraciones que deberán redactar sus escritores: algunos las dejan en veinticinco palabras, otros llegan hasta las cuarenta y cinco y otros pasan de las cincuenta. Rangos amplísimos.

Es complicado llegar a un acuerdo, pero podríamos tomar en cuenta esos números y jugar con ellos, luego recordar las palabras de Daniel Cassany, que en su libro La cocina de la escritura (Ed. Anagrama, 2007), afirma que la capacidad media de la memoria a corto plazo es de quince palabras; por lo tanto, lo recomendable sería mantener nuestras frases por debajo de las treinta o treinta y cinco palabras. El mínimo quedaría a consideración del escritor.

Si bien es complicado definir la cantidad de palabras, es vital buscar la brevedad en la redacción del día a día. La más práctica. La que ejecutaría cualquier lector de este texto en su labor de nueve a seis (o de seis a doce, si se es un emprendedor sin horario). Brevedad, sí, pero de distintos tipos. Así como no queremos frases largas, tampoco buscaremos una repetición de tonos cortos, sino más bien una melodía que juegue con el ojo. El consejo más repetido es: escribe frases largas, medias y cortas. Según la idea, claro.

 

Cuando alguien pregunta por la extensión, respondo que, además de considerar el número de palabras, lo ideal es componer una oración atractiva (que llame la atención del lector y sea original, sin lugares comunes), eficaz (que cumpla con el propósito de informar, invitar, solicitar…, sin paja, sin muletillas, valiéndonos de los signos de puntuación) y clara (legible y cuya sintaxis no detone dudas al momento de la lectura). No hay necesidad de alejarnos de la forma sujeto + complemento.

Para cumplir con lo arriba escrito, es necesario que el «escritor de a pie» (es decir, todos) lea otros textos a consciencia, que identifique la labor de redacción; pretenda ser conciso y cierre ideas, que nunca las meta con calzador en una sola; busque siempre conectar su oración con la siguiente (de esto hablare en otra ocasión).

Podríamos hablar de cuáles oraciones deben ser más cortas, cuáles más largas, sin duda. Por lo pronto, pensemos en detenernos a escribir y no a soltar palabras tal y como van apareciendo en la mente. Ojo con esos correos electrónicos que nadie entiende porque se escriben con el siguiente ya en la cabeza.

Cada oración es única, debe trabajarse con una idea claro y el lector en la mente. Debemos ir lento. Recuerda: cada oración es un proyecto independiente de escritura.

Si surgen otras dudas, no duden en escribirnos con su pregunta a [email protected] o en seguirnos en Twitter en @courierdoce.  

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