Pako Rodríguez, el emprendedor que convirtió peluches en sonrisas

Pako Rodríguez, el emprendedor que convirtió peluches en sonrisas
Pako Rodríguez, CEO y Fundador de Peluchería

Lo que comenzó como un negocio fallido con 10 cajas de peluches varados, se convirtió en una de las empresas más reconocidas de peluches en México: Peluchería. En entrevista, Pako Rodríguez, su fundador, compartió el camino de tropiezos, aprendizajes y visión que lo llevó del fracaso inicial a consolidar una marca nacional.

Una ambición temprana por emprender

Pako Rodríguez comenzó su trayectoria en Grupo Multimedios. Su preparación como Contador Público (egresado de la UANL), lo llevó a ocupar cargos dentro del ámbito del entretenimiento en parques de diversiones. A sus 21 años, Pako ya aspiraba a ocupar un cargo de Directivo dentro de la empresa pero se le consideraba demasiado joven para escalonar a tal puesto.

Esto, más que desanimar a Pako, lo impulsó a emprender y fue así que decidió abrir su propia empresa ayudándose de los contactos que se había hecho a nivel mundial con la finalidad de desenvolverse como proveedor nacional de varios productos relacionados con parques de diversiones como simuladores, juguetes, peluches, refacciones, máquinas, etc.

El camino al éxito no fue inmediato. Pako relata que este primer intento empresarial, fracasó estrepitosamente. Con un lote de 10 cajas de peluches que le quedaban como único activo, decidió escribirle a una tienda de regalos local. Contra todo pronóstico, vendió toda la mercancía en una sola visita. “Ese día hice de todo: vendí, cobré y entregué. Y a los pocos días me llamaron para pedirme más peluches”, recuerda.

El chango como distintivo de la marca Peluchería

En un mundo dominado por osos y elefantes, Pako Rodríguez decidió apostar por un chango. Así nació la imagen de Peluchería, una empresa que hoy lidera en la venta de muñecos de peluche en México. El logotipo —un simpático changuito— no fue resultado del azar. Aunque en un inicio la elección fue instintiva, el destino le reveló un guiño: “Cuando estuve en China, me preguntaron por qué elegí un chango. Yo respondí que simplemente me gustaba, pero me dijeron que el año en que nació la empresa era el año del chango. Todo hizo sentido”.

A partir de ese punto, la empresa comenzó a escalar, no sin desafíos. La constancia fue clave. “Me pregunto todos los días qué hice bien y cómo puedo mejorar. En Peluchería hemos enfrentado crisis como el COVID-19, pero nunca nos rendimos. Cada tropiezo nos ha fortalecido”, afirma.

Para Rodríguez, el secreto del crecimiento sostenible no está en diversificarse de forma apresurada, sino en dominar lo que uno hace bien. “Antes de pensar en abrir otro negocio, decidí enfocarme en lo que sabía hacer: muñecos de peluche. En eso soy bueno y en eso me quise volver el mejor”, comparte.

Hoy, Peluchería es más que una empresa: es el resultado de un emprendimiento con identidad, resiliencia y propósito. La historia de Pako Rodríguez no solo inspira, sino que demuestra que los grandes negocios pueden surgir incluso de las últimas 10 cajas de peluches olvidadas en una bodega.

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