Los valores que un padre empresario enseña en casa… son los mismos que construyen (o destruyen) su empresa
Mientras las empresas planean el 2026, Robles afirma que el liderazgo empieza en el hogar: “No puedes dirigir negocios con valores que no practicas con tu familia”.
8 de diciembre del 2025, Ciudad de México Diciembre suele ser el mes en que los empresarios revisan números, cierran negociaciones y trazan su ruta para el nuevo año. Pero, mientras las oficinas viven tensión y prisa, hay un espacio que determina más del liderazgo del que se habla: la casa. Gustavo Robles empresario, Chief Commercial Officer de GAPE Business Group y líder de The Odyssey Program México asegura que los valores que un padre enseña en su hogar se reflejan inevitablemente en la manera en que dirige su empresa.
En un país donde los líderes suelen enfocarse en metas, productividad y resultados de cierre, Robles plantea una pregunta incómoda pero necesaria: ¿el mismo compromiso que un empresario exige en su empresa… lo modela también en casa?
Porque, según explica, los valores que un hijo aprende disciplina, escucha, empatía, responsabilidad, presencia son exactamente los mismos que moldean la cultura, la motivación y el clima laboral de una organización.
“Los hijos no aprenden de discursos, aprenden de ejemplo”, señala Gustavo. “Y lo mismo pasa con los equipos: siguen la coherencia del líder, no su manual corporativo”. En fechas decembrinas, donde las familias conviven más y los directivos hacen balance del año, Robles subraya que el liderazgo empresarial se sostiene en la congruencia personal.
A través de su trabajo en The Odyssey Program México, enfocando en fortalecer la relación entre padres e hijos varones mediante experiencias físicas y emocionales, ha observado una constante: los hombres que se reconectan con su rol de padres desarrollan mejores habilidades de liderazgo, comunicación y estabilidad emocional dentro de sus compañías.
Para Gustavo, la pregunta clave para cerrar el año no es solo “¿cómo vamos en ventas?”, sino también:
- ¿Qué valores estoy transmitiendo a quienes dependen de mí?
- ¿Soy el líder que quiero que mi hijo admire?
- ¿La coherencia que exijo en la empresa la practico en casa?
La reflexión es directa: no se puede construir una empresa fuerte con un liderazgo débil en casa. Y mientras los empresarios planean 2026, Robles invita a cerrar el año desde un lugar más profundo: reforzar los valores que sostienen tanto a una familia como a una organización.
Porque, aunque los resultados cambian cada trimestre, lo que un hijo aprende y lo que un equipo observa del líder… permanece.