La primera mitad del 2020 ha sido histórica y compleja debido a una crisis sanitaria y económica que vaticina una recesión mundial sin precedentes.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé una recesión mundial de 6% para 2020 si la pandemia de Covid-19 “permanece bajo control” y de 7,6% en caso de una segunda ola.
Como una oportunidad de recuperación, el próximo 1 de julio entra en vigor uno de los recursos que muchos especialistas esperan que sea un paso hacia la recuperación: el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Antes y ahora
Su antecedente, el Tratado de Libre comercio de América del Norte (TLCAN), fue vital para el desarrollo de México en el comercio mundial.
En primera instancia, fue el motor con el que México desarrolló su industria manufacturera, en especial la automotriz, con la ventaja de contar con bajos costos de mano de obra.
Ahora el T-MEC actualiza las reglas del juego y plantea un nuevo escenario en el que las empresas podrán impulsar sus exportaciones y crecimiento en el comercio regional, especialmente si entienden la naturaleza de la nueva dinámica.
En ese sentido, será vital que creen estrategias para invertir en sus operaciones, atraer talento con mayor nivel de preparación y explotar al máximo las circunstancias que les permite este nuevo contexto. De lo contrario, corren el riesgo de quedarse rezagadas del mercado.
Analizando algunos casos
Industrias clave como la automotriz son un foco importante, sobre todo porque en ese sector es donde se encuentran los puntos más críticos, especialmente por la necesidad de certificación del origen de la composición de vehículos.
Por otro lado, otros productos de exportación fuertes —es el caso de los agroproductos como el aguacate y otras frutas tropicales, la cerveza, productos electrónicos e insumos médicos— encuentran una oportunidad ya que el T-MEC reforzará la solidez de las relaciones comerciales .
En ese sentido, el T-MEC aportará mayor certidumbre y dará tranquilidad a las empresas para competir a la altura del nuevo acuerdo y seguir creciendo a pesar de los retos económicos globales.
Claves del experto
Desde Drip Capital, identificamos tres recomendaciones clave para las empresas exportadoras que forman parte de las cadenas de comercio en la región en la antesala de la entrada en vigor del acuerdo:
- Invertir en construir productos de mayor valor agregado con mayores márgenes de utilidad.
- Mejorar procesos industriales y operaciones. Esto incluye invertir en automatización y procesos para ser más competitivas, eficientes y, en general, reducir costos.
- Ver el financiamiento como un eje de crecimiento. Mientras que el T-MEC exige estar preparado y realizar inversiones de capital (CAPEX), obtener el dinero necesario no solo es importante, sino una exigencia para crecer.
Ante esto, las PyMEs deberán voltear hacia alternativas de financiamiento ágiles y con menor riesgo, como el factoraje.
Quedan unas pocas semanas para el 1 de julio, sin embargo, el avance hacia la armonización de las empresas y las reformas de algunas leyes vigente en México ha sido un poco lento: según la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin).
Menos del 30% de los productores en la industria automotriz cumplen con las reglas de origen del T-MEC.
Por otro lado, en la tercera semana de junio, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión convocará un periodo de sesiones extraordinarias en el Senado para aprobar las reformas legales requeridas relacionadas al tratado.
Si bien el mismo T-MEC ha establecido recursos para que después de su entrada en vigor las empresas tengan un periodo de preparación —como el régimen de transición alternativo—es vital que durante las siguientes semanas los exportadores se familiaricen con los nuevos parámetros.
En esa línea, Drip comparte algunos recursos que ha recopilado para ayudarte a prepararte. Puedes consultarlos en el siguiente enlace.
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