¿Misión o propósito?

Las empresas hoy en día no deberían de tener una misión, si no un propósito. Y este artículo te hará estar de acuerdo

“La gente no compra lo que haces, sino porqué lo haces”

Simon Sinek

Aún recuerdo hace algunos años cuando estaba recién graduado y entre a trabajar a una empresa que, como muchas en ese entonces, estaba obsesionada por los procesos, la mejora continua y las certificaciones de calidad. Todos en ella hablaban de conceptos como los Manuales de Calidad, la certificación ISO, Six Sigma, entre muchos otros. 

Al momento de entrar a la empresa te entregaban un gafete con tu nombre y foto por un lado y al reverso se podía leer un párrafo con la “misión y visión” de la empresa en letra tamaño 6 (osea muy pequeña para que pudiera caber) junto con los valores y la filosofía. Y todos debíamos de poder recitar de memoria lo que decía el gafete por si un cliente nos preguntaba. O por lo menos eso era lo que decía el Manual de Calidad.

En el fondo, dudo que alguien se haya tomado el tiempo para memorizar la Misión y Visión de la empresa, apenas y la leímos por mera curiosidad. Y gran parte del porque no lo hacíamos era porque simplemente no conectaba con nadie más que con el dueño de la empresa. 

Este error lo cometieron muchas empresas a lo largo de los 80s y 90s, desarrollaron conceptos de Misión y Visión totalmente ajenos a las empresas y sus grupos de interés (stakeholders).

Generalmente estos conceptos eran desarrollados por un pequeño grupo directivo o en el peor de los casos por consultores externos muy alejados de la realidad de las empresas y por tanto aquellas líneas que debíamos de recitar de memoria no representaban nada para la mayoría de los que trabajamos en ellas.  

Algunos ejemplos de declaraciones de Misión que abundaban en esas décadas eran: “Ser la empresa líder en nuestra industria”, “Ser la empresa número uno en ventas”, “Incrementar el 20% de nuestras utilidades para los siguientes 5 años”, etc. Ejemplos que como ya decíamos solo conectan con el dueño porque su único fin es hacerlo más rico, y eso, sinceramente, no motiva a nadie. 

La declaración de Misión de una empresa se empezó a utilizar desde la década de los 40s cuando se desarrolló la teoría de la propaganda por Edward Bernays y ésta se empezó a aplicar en las grandes corporaciones de ese entonces. Sin embargo, no sería sino hasta la década de los 80s cuando este concepto empezó a tomar gran relevancia con exponentes como Peter Drucker y Edwards Deming, quienes forjaron las grandes teorías de la eficiencia corporativa y empresarial. 

No obstante, para mi, el concepto de Misión ha quedado obsoleto. 

La realidad es que el mundo de los negocios continúa evolucionando y no podemos seguir gestionando nuestras empresas y emprendimientos con conceptos del siglo pasado.

No me mal entiendan, el tener una Misión es sumamente importante. Los académicos Charles Rarick y John Vitton realizaron un estudio en 1994 para el Journal of Business Strategy en donde descubrieron que las empresas que cuentan con una declaratoria formal de Misión tienen el doble de utilidades que aquellas que no la tienen. Y por otra parte la revista Business Week en su edición de agosto de 1999 reportó que las acciones de empresas que cuentan con una Misión clara tienen un rendimiento de 30% superior a las de sus competidores.

Tener una Misión es importante, pero la manera en como se debe de planificar, desarrollar y conectar con nosotros y nuestros equipos tiene que ser totalmente diferente a como se hacía antes. 

Por esta razón, hoy en día las empresas ya no deben tener una Misión sino un Propósito.

La Misión es el “qué hacemos” mientras el propósito es el “por qué lo hacemos”

Como Simon Sinek muy elocuentemente lo describe, “La gente ya no compra lo que haces, sino por qué lo haces”.

Actualmente, las empresas que quieran ser exitosas deberán de enfocarse en agregar valor mucho más allá del rendimiento y las utilidades.

Atrás quedaron los días en donde lo importante era ser el número uno en ventas y nuestra pregunta ahora debe de ser: ¿para qué queremos ser el número uno en ventas? ¿por qué queremos ser la empresa líder en nuestra industria? o ¿por qué queremos incrementar las utilidades durante los siguientes 5 años? 

La razón de existir de las empresas debe de tener una profundidad más allá de solamente generar riqueza para los fundadores. Esta profundidad al final es la que conecta con los empleados, los clientes y la comunidad. Y es aquí donde ocurre la verdadera generación de valor. 

En el libro Capitalismo Consciente, los autores John Mackey y Raj Sisodia, postulan que cuando un negocio se lleva a cabo con un propósito en mente, no sólo su impacto positivo en el mundo es mucho mayor, sino que también crea un extraordinario grado de identificación e implicación entre sus stakeholders, lo que aumenta en ellos la creatividad, la innovación, el compromiso y, por ende, la productividad.

Y para muestra, he aquí varios botones. De acuerdo con la empresa Conscious Company Media, los empleados que trabajan para empresas con un propósito son un 225% más productivos porque se encuentran inspirados, mientras que el 73% de los consumidores estarían dispuestos a cambiar de marca si se encuentran un producto similar pero que apoye una buena causa y por último las acciones de empresas que cuentan con un propósito más allá de la generación de utilidades producen 14 veces más rendimiento que el promedio de las empresas listadas en el S&P 500.

Para estas alturas espero haberte convencido ya de la importancia de tener un propósito más allá de la simple generación de riqueza y utilidades. Y si es así, espero estés pensando -ok, ok ya entendí, pero ahora dime entonces que hago para tener un propósito en mi empresa-.

Bueno, pues si esto es justo lo que estás pensando, déjame te digo que es lo que tienes que hacer para desarrollar un propósito.

Lo primero es tener claro que un propósito debe de contar con las siguientes características:

  • Es único
  • Nos apasiona
  • Es poderoso y retador
  • Es importante y significativo
  • Es simple, claro y sencillo de entender
  • De lograrse cambia al mundo para mejor
  • Define por qué existe nuestra organización
  • Ayuda a atraer a la gente a nuestro ecosistema
  • Parece casi imposible de lograr, pero suficientemente atractivo para intentarlo

En segundo lugar, la estructura del propósito debe de iniciar con un verbo o acción y dar paso a un resultado o impacto esperado. 

Algunos ejemplos de Propósitos son: 

Acelerar la transición del mundo hacia la energía sustentable” -TESLA

Ahorrarles dinero a las personas y ayudarles a vivir mejor” -WAL MART

Usar nuestra imaginación para llevar felicidad a las personas” -DISNEY

“Ayudar a las personas a disfrutar el placer de manejar” -BMW

Y tercero, el propósito debe de contestar las siguientes preguntas:

  • ¿Por qué hacemos lo que hacemos como organización?
  • ¿Qué es lo que estamos buscando lograr como organización?
  • ¿Cuál es nuestra razón de ser como organización?
  • ¿Por qué queremos ser recordados como organización?
  • ¿Cuál queremos que sea el legado de nuestra organización?

Inténtalo, articula un propósito para tu negocio y vívelo. Si lo logras, tu empresa o emprendimiento no solamente buscará trascender en el tiempo sino inspirará a todos aquellos alrededor de ella. 

Creo firmemente que si queremos cambiar a nuestro país y a nuestra sociedad necesitamos empresas y emprendimientos con propósitos que vayan más allá de solamente generar dinero y riqueza para unos cuantos. 

Necesitamos empresas que busquen generar innovación, tecnología, conocimiento, empleo, sustentabilidad, comunidad, bienestar, salud, sueños, experiencias, paz, etc. 

En resumen, que busquen agregar valor para todos.

“Hay muchas razones para empezar una empresa. Pero solo hay una suficientemente buena y creo que sabes cuál es: cambiar el mundo” 

Phil Libin, fundador de Evernote
Acerca del autor:

Jesús De Hoyos Freymann es emprendedor, escritor, empresario y coach de negocios apasionado por el desarrollo personal y la generación de empresas con propósito, a través de la innovación y el liderazgo consciente. 

Es fundador de varias empresas en distintas industrias y esta convencido de que, para tener un mejor país y una mejor sociedad, debemos tomar las riendas de nuestra vida y convertirnos en agentes de cambio, de otra manera todo seguirá igual. 

Si estas interesado en contactarlo, lo puedes hacer en jesusdehoyos.com o en su blog lideremprendedor.com.

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