Nuestro entorno nos compele, día con día, a transformarnos en usuarios digitales. En la mayor parte del mundo las transacciones electrónicas están creciendo con mayor rapidez que el efectivo en circulación. Los estados de cuenta bancarios ya son enviados en forma encriptada a los usuarios.
Se nos estimula a realizar pagos mediante transferencias instantáneas de cuentas bancarias, con la facilidad de poder hacerlo directamente desde los teléfonos móviles. Vemos surgir una vida modelada por el éxito de tecnologías financieras (fintech) y de información que facilitan el quehacer diario sin necesidad de tener una cartera en el bolsillo.
El 27 de noviembre de 2017 (lunes cibernético) marcó un récord como la mayor jornada de compras en línea en la historia de EE.UU. Las transacciones digitales están influyendo también en los patrones de inversión. Por ejemplo, las criptomonedas (bitcoin, ethereum, litecoin, entre otras) han pasado de ser una curiosidad tecnológica a una opción de inversión en un ambiente riesgoso y de alta volatilidad. Cualquier persona puede adquirirlas: consulta el precio de la moneda en Internet, utiliza un app y adquiere digitalmente la moneda.
El juego de la fintech-mania ya comenzó y, en una apuesta muy riesgosa, Cboe Global Markets Inc. lanzó el 10 de diciembre de 2017, por primera vez en la historia, la posibilidad de ofrecer un contrato de futuros basado en bitcóins. Por su parte, CME Group Inc. (que se formó en 2007 a partir de la fusión del Chicago Mercantile Exchange y del Chicago Board of Trade) también lo hizo el 18 de diciembre de 2017. De esta manera, los mercados f inancieros convencionales ya pueden cotizar en monedas digitales riesgosas y volátiles para los mercados a futuros.
Así, de una simple curiosidad, ahora las monedas digitales son estudiadas por empresas dedicadas a realizar operaciones financieras electrónicas, bancos y fondos de inversión cotizados en bolsa, entre otros.
La incursión en riesgosos y volátiles mercados digitales hace temblar a ganadores del Premio Nobel de Economía como Joseph Stiglitz, quien exige vigilancia y cautela, en especial para no dañar a negocios pequeños y a emprendedores que deseen incursionar en este tipo de operaciones; mientras que Robert J. Shiller afirma que se podrían desencadenar burbujas financieras con el riesgo de repetir el colapso bursátil de 1987.
México, por su parte, dará también su batalla en el juego de la fintech-mania a través de una mayor regulación. ¿Estás preparado para recibir a la Ley Fintech? Seguiremos discutiendo este tema en los siguientes números. Espéralos.
